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Mendiluce quiere ser político

La sombra del juez Garzón persigue a este candidato del PSOE que jamás ha votado a un partido

Anabel Díez

José María Mendiluce quiere ser político. Ha predicado mucho y ahora quiere dar trigo desde el Parlamento Europeo, al que opta por las listas del PSOE. Un partido con el que no ha tenido vinculación alguna, ni siquiera le ha votado en alguna de las muchas elecciones que ha habido en Es pana desde 1977. Parece que este humánitario -designación de quienes trabajan en Naciones Unidas en ayuda a los refugiados- está abocado a votarse siempre a sí mismo. Lo hizo en 1977, en una candidatura llama da Frente por la Unidad de los Trabajadores, de inspiración trostkista.Jamás volvió a votar, entre otras cosas porque tampoco sabía muy bien cuándo había elecciones en España, si se tiene en cuenta que desde 1980 ha vivido entre Angola, Nicaragua, Costa Rica y los Balcanes como representante del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR). Repite que "los bárbaros están en la frontera" y que todas las medidas piara impedir que tome cuerpo el fascismo, el racismo y la xenefobia son pocas en estos momentos.

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Como quiera que es el candidato independiente famoso de las listas del PSOE, al igual que lo fue hace un año Baltasar Garzón, la sombra del juez le persigue. "Yo no soy Garzón y lo digo con todos los respetos. Ni por trayectoria ni por compromiso político ni por nada. Garzón es un juez y yo doy este paso con todas las consecuencias y hasta el final, dicho con todos los respetos hacia Baltasar Garzón".

José María Mendiluce no debe saber que la perplejidad que siente tras dos semanas de actividad política es la misma que experimentó Baltasar Garzón durante la campaña pasada. La virulencia de los ataques es lo que no acaba de entender. "¿Por qué se ponen así"? "Por qué hay tanta crispación"?, se pregunta con apariencia de perplejidad.

Todo empezó cuando empezó a hablar del fascismo. Los representantes del Partido Popular creyeron que iba por ellos. "He visto que se han desorbitado mis declaraciones y quizá no he explicado bien que mi compromiso está en la lucha por los derechos humanos, con la solidaridad, en contra de la intolerancia, del racismo, de la xenofobia. "Yo no descalifico a nadie -sigue en tono muy brioso-, digo que hay que clarificar donde está cada. uno. No quiero jugar con la estrategia del miedo, pero lo que he visto en Europa es más que alarníante". No dice nada concreto sobre España, pero hay algunos elementos que le inquietan. "Yo no ataco al Partido Popular, sólo digo que como demócratas, deben desmarcarse de gente que les apoya y que tienen discursos muy feos".Es más que apreciable el impacto emocional que todavía siente José María Mendiluce después de su experiencia en la antigua Yugoslavia. Desde su puesto de director adjunto en la División de Relaciones Exteriores de Naciones Unidas, con sede en Ginebra, fue nombrado en 1991 enviado especial de ACNUR en los Balcanes.

El sufrimiento personal le llegó con la dirección del programa especial de ayuda para los civiles de la antigua Yugoslavia que habían huido de sus casas. Su máximo orgullo está en haber podido establecer un puente aéreo en Sarajevo para la ayuda humanitaria. Todavía no se ha recuperado de la tragedia que allí tuvo que vivir.

En agosto de 1993 se traslada a Bruselas con el nombramiento de Representante Regional para los países del Benelux y las Instituciones Europeas. Al llegar a la sede comunitaria, Mendiluce empezó a mirar hacia el Club de los 12 después de haberlos criticado por su papel limitado en el conflicto de los Balcanes. Empezó a creer que quizá podía hacer algo desde el grupo socialista europeo además de criticar.

"Yo no teneo excedencias"

El candidato Mendiluce, 43, años, ha conservado durante! los últimos diez años dos rostros como representación "de: la transformación de España": El rey Juan Carlos y Felipe González. "Son las dos, caras de la representación exterior de España", opina. A su juicio, Felipe González es simplemente "un estadista, reconocido por los líderes europeos de todas las ideologías".Sólo ha visto al presidente del Gobierno en dos ocasiones y dice que "gana de cerca". "Transmite fuerza", comenta Mendiluce, que ya engrosa el club de admiradores del líder socialista.

Sólo le ha irritado una de las descalificaciones que le ha dirigido el PP: "Mendiluce", dicen los populares, "tiene que atacamos para pagar el peaje". "Yo no tengo que pagar ningún peaje. He dejado mi carrera en la ONU, ahí no hay excedencias; quiero ir a Europa porque los momentos son peligrosos, y lo reafirmo al llegar a España".

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Sobre la firma

Anabel Díez
Es informadora política y parlamentaria en EL PAÍS desde hace tres décadas, con un paso previo en Radio El País. Es premio Carandell y Josefina Carabias a la cronista parlamentaria que otorgan el Senado y el Congreso, respectivamente. Es presidenta de Asociación de Periodistas Parlamentarios (APP).

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