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Los centristas italianos, abocados a la escisión tras la investidura de Berlusconi

El Partido Popular Italiano (PPI), heredero mayoritario de la disuelta Democracia Cristiana y eje de lo que queda del centro político en Italia, se orientaba ayer hacia una probable escisión, después de que cuatro de sus 27 senadores se ausentaran de la Cámara durante la votación de investidura del Gobierno de Silvio Berlusconi, celebrada el pasado miércoles, desoyendo la consigna de su partido de votar en contra.La ausencia de estos cuatro senadores populares, que fueron inmediatamente suspendidos por su partido, resultó fundamental para que, tras la rebaja del quórum, el nuevo primer ministro superara por sólo un voto la mayoría absoluta de los senadores presentes y se impusiera con 159 sufragios, frente a los 153 votos en contra y dos abstenciones que registró la petición de confianza.

Las tensiones sobre una, escisión se manifestaban ayer en el PPI tanto desde su ala izquierda, donde la dirigente Rosy Bindi pedía el abandono inmediato de los escaños por parte de los rebeldes, como desde el ala derecha, donde el dirigente del movimiento Comunión y Liberación Roberto Formigoni auguraba que "en tiempo muy breve, incluso antes del congreso del PPI de julio, habrá una reunificación de los católicos moderados". Por católicos moderados entiende Formigoni su sector del PPI, el Centro Cristiano Democrático (CCI» y otro pequeño grupo encabezado por un diputado del Opus Dei que abandonó el Pacto de Mario Segni para unirse a la mayoría de derechas.

Si tales desplazamientos se consolidan normalmente, es probable que Berlusconi llegue a disponer de una cómoda mayoría en el Senado como la que ya tiene en la Cámara de Diputados, donde ayer comenzó un debate de investidura sin incógnitas.

El voto de hoy es, por ello, un puro trámite para este empresario debutante en política, al que un 14,7% de los italianos aceptaría como rey, con derecho de sucesión hereditaria, según una encuesta de un instituto fiable, Directa, dada a conocer ayer.

Un asunto desagradable que el nuevo primer ministro puede encontrar hoy mismo en este camino triunfal es que los jueces de Milán declaren prófugo a su amigo Bettino Craxi, el ex líder socialista, y dicten orden de busca y captura. Los magistrados que investigan la corrupción en Italia estudian, en efecto, el certificado médico que Craxi ha mandado por fax y las declaraciones de su mujer, Anna, que asegura que el ex líder está internado en una clínica de Túnez.

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