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El centrista Shajrái dimite como viceprimer ministro ruso

Pilar Bonet

El político centrista Serguéi Shajrái dimitió ayer de su puesto de Vicejefe del Gobierno ruso en señal de protesta por su destitución como ministro de Relaciones con las Nacionalidades, una decisión abrupta del presidente Yeltsin que podría facilitar las negociaciones entre Moscú y la república rebelde de Chechenia, el talón de Aquiles del Estado ruso.

La destitución, confirmada el lunes por un edicto presidencial, fue una sorpresa para Shajrái, que se empeñó en no criticar ni a Yeltsin ni al jefe del Gobierno, Víktor Chernomirdin, aunque apenas podía disimular su malestar al anunciar que dejaba también el puesto de viceprimer ministro, ya que se sentía como "un general sin Éjército". Aunque no acusó a nadie, Shajrái no desmintió la versión según la cual otros círculos presidenciales lograron desbancarlo al frente de un ámbito tan delicado.Según esta versión, la dimisión de Shajrái calma los ánimos de la Administración presidencial dirigida por Serguéi Filátov, de varios asesores de Borís Yeltsin y también del jefe del Consejo de la Federación, Vladímir Shumeiko, que ha comenzado a desempeñar un papel muy activo en relación a las regiones.

Al margen de las rivalidades personales en la élite política rusa, el cese de Shajrái puede responder también a una actitud más pragmática de cara a la negociación con el presidente de Chechenia, el general Dzhojar Dudáiev, para lo cual Shajrái hubiera sido un obstáculo. El ministro dimitido insistía en la celebración de elecciones libres en aquella república del norte del Cáucaso, mientras Dudáiev se opone a ellas.

Los adversarios de Dúdaiev lamentaron la marcha de Shajrái como un "gran error de la dirección rusa", según manifestó el líder de la oposición, Umar Avturjánov, a la agencia Interfax. En contraste con esta actitud, en Grozni, la capital de Chechenia, el consejero del presidente, Soltumar Alázov, señaló que la destitución debería haberse producido antes. VIadímir Shumeiko mantiene las puertas abiertas a la negociación con Dudáiev, si este político reconoce que su república es parte de la Federación Rusa, posición que ha sido expresada también recientemente por el jefe del Servicio de Contrainteligencia de Rusia, Serguéi Stepashin, durante un recorrido por el norte del Cáucaso, un mosaico étnico.

Shumeiko conoce bien esta zona porque procede de la región de Krasnodarsk y el nuevo ministro de Relaciones con las Nacionalidades, Nikolái Yegórov, de 42 años, es considerado como un protegido suyo. Ha sido gobernador de Krasnodarsk y antes había dirigido una organización del partido comunista en una explotación agrícola colectiva. El pasado marzo, durante su estancia en el balneario de Sochi que administrativamente pertenece a Krasnodarsk, Yeltsin tuvo la oportunidad de conversar largo y tendido con Yegórov quien, al parecer, sorprendió gratamente al presidente.

Como el alcalde de Moscú, Yuri Luzhkov, Yegórov es partidario de un régimen duro de empadronamiento de forasteros y ha conseguido atajar el flujo de refugiados a Krasnodarsk mediante un sistema de visados para los ciudadanos de la Comunidad de Estados Independientes.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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