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Preocupación en Europa por la presencia de tres ministros neofascistas en el Gobierno italiano

, La presencia de tres ministros neofascistas ligados directamente al Movimiento Social Italiano (MSI) y de otros dos más pertenecientes a Alianza Nacional (AN) entre los 25 ministros del Gobierno italiano que juró ayer ante el presidente de la República ha causado honda preocupación en varios países europeos. Si el presidente de Francia, François Mitterrand, expresó su "embarazo" por la presencia de neofascistas en el flamante Gabinete de Silvio Berlusconi, el primer ministro belga, Jean-Luc Dehaene, intentando suavizar unas declaraciones de su viceprimer ministro, dijo ayer: "Hasta nueva orden, Italia es todavía un país democrático, en el que el escrutinio electoral se ha desarrollado democráticamente?.

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Elio di Rupo, viceprimer ministro belga había asegurado, a título personal, que no tenía ningún interés en mantener contactos directos con sus colegas neofascistas del nuevo Gobierno italiano. Dehaene declaró que "los hechos cuentan más que las etiquetas", pero añadió que es necesario "permanecer vigilantes para que los valores fundamentales de la Unión Europea no sean puestos en tela de juicio".La prensa italiana daba ayer buena cuenta de que el presidente de la República francesa, François Mitterrand, consideraba "embarazoso" que en Italia haya ministros neofascistas y que añadiera: "Lo lamento, aunque reconozco al pueblo italianos su derecho de elección".

También recogían los diarios que en una conferencia en Washington el ex secretario de Estado James Baker había dicho que, en Italia, como en otros países europeos avanzados, "una parte del electorado ha cedido a las tentaciones fascistas".

El Gobierno alemán considera que el nuevo gabinete italiano es el resultado de una elección democrática que permitió la formación de esa mayoría, en la que participan los neofascistas. El portavoz del Gobierno, Dieter Vogel, aseguró ayer en Bonn que Alemania continuará la colaboración con el nuevo Gobierno "como debe ser".

Con menos satisfacción reaccionó la oposición socialdemócrata. La vicepresidenta del SPD y portavoz sobre cuestiones europeas Heidemarie Wieczorek-Zeul calificó de "vergüenza para Italia y Europa" la presencia de los neofascistas en el Gobierno italiano. La diputada advirtió al Gobierno federal contra la posibilidad de buscar una colaboración con Forza Italia en las instituciones europeas, mientras que en Alemania habla de rechazar al extremismo de derecha.

El secretario socialista italiano, Ottaviano del Turco, comentó ayer que, ante la respuesta extranjera por la incorporación de neofascistas en el nuevo Gabinete, "el presidente del Gobierno, Silvio Berlusconi, debería considerarse advertido de que los temores sobre la presencia de neofascistas en el Gabinete no nacen sólo de sacrosantos prejuicios ideológicos, a los que no tenemos intención de renunciar, sino también de un simple análisis político: Italia y Europa pueden volver a ser la cuna de fermentos reaccionarios".

En Italia, sin embargo, los temores se orientan al excesivo poder acumulado por Silvio Berluscon¡, presidente del Gobierno, presidente-propietario del equipo de fútbol Milan, que domina la Liga desde hace años, y propietario del segundo grupo empresarial privado del país, con grandes deudas y una presencia no menor en los medios de comunicación que lo convierten en dueño de la televisión privada y de la televisión pública.

Los medios de comunicación italianos no ligados al nuevo primer ministro han acogido con cierta frialdad este Gabinete, sobre todo porque refleja tanto reparto de influencias y tanto equilibrismo político como los 51 Gobiernos republicanos que le precedieron hasta hace poco.

En la oposición, las reacciones llegan a adquirir tonos dramáticos. "Es evidente que una llamada de atención tan alarmante a la situación democrática del país no puede ser considerada un acto de administración normal, sino un signo de que la vida democrática ha llegado al nivel de alerta", afirmó el secretario del Partido Democrático de la Izquierda (PDS), Achille Occhetto, en relación a la carta, dada a conocer el pasado martes, en que Scalfaro pedía garantías a Berlusconi sobre la fidelidad de sus ministros a los principios constitucionales.

El significado de la misiva ha tendido a ser minimizado desde los medios afines al nuevo primer ministro italiano, con la excepción de su diario Il Giornale, que ayer pedía en un editorial la dimisión del jefe del Estado.

El propio Bossi, poco amigo del presidente Scalfaro, consideró ayer que la carta, que aludía directamente a su segundo, Roberto Maroni, el nuevo ministro del Interior, como una persona de escasa fidelidad a la unidad del Estado italiano, "era un acto obligado para serenar y dar confianza al país".

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