De la Concha renunció a acudir al entierro de su suegro para no tener que hacerlo con las esposas puestas

Manuel de la Concha renunció ayer a salir de la cárcel para acudir al entierro de su suegro, ya que, según la autorización judicial, tenía que ser trasladado en un furgón policial esposado y custodiado por dos guardias civiles, según informó su abogado, Miguel Bajo. En estas condiciones, no quiso utilizar el permiso penitenciario concedido por el juez Emilio Coronado para que pudiera asistir a la ceremonia fúnebre. Bajo se enteró de la decisión de su defendido al salir a llamar a la prisión desde el cementerio madrileño de La Almudena después de que la esposa de De la Concha, Isabel Falabella, preguntará por su marido ante su ausencia. Se le esperó hasta poco antes de las dos de la tarde. Incluso había un furgón de la policía por motivos de seguridad. El juez de Instrucción número 6, Coronado, que investiga las presuntas irregularidades cometidas por Mariano Rubio y De la Concha, concedió el permiso para que el ex síndico de la Bolsa de Madrid asistiera exclusivamente al entierro y no para permanecer con su mujer durante un tiempo como había pedido Bajo. De la Concha intentó modificar las condiciones de su traslado y, ante la dificultad de conseguirlo y lo avanzado de la hora, optó definitivamente por no abandonar la prisión.

Bajo dijo que el traslado de De la Concha se iba a hacer en unas "condiciones intolerables e indignas, como no se hace con una alimaña y nunca se hizo con ningún preso". Reiteró que la situación de su defendido es "exclusivamente política", por lo que no pensaba plantear ningún tipo de queja contra las condiciones en que se iba a trasladar al ex síndico hasta el cementerio.

El abogado acusó al Ejecutivo de poner trabas a la salida de De la Concha en el momento en que se comunicó la decisión del juez a la Guardia Civil y negó que hubiera un trato de favor a Rubio y De la Concha en la cárcel porque su separación del resto de los internos obedece a medidas de seguridad.