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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Viaje en Hungria

LA PRIMERA vuelta de las elecciones húngaras ha dado al partido socialista (antiguos comunistas) una victoria notable, con más del 32% de los votos. Le sigue la Alianza de los Demócratas Libres, con el 19%, mientras el Foro Democrático, que estaba en el Gobierno, se queda en un 12%, con una pérdida de 30 puntos sobre los resultados alcanzados cuatro años atrás. Este avance de los ex comunistas en las urnas no es en si una sorpresa; los sondeos lo indicaban desde hace bastante tiempo, y ya había precedentes en otros países del área. En Polonia y 'en Lituania, los ex comunistas están hoy en los Gobiernos. Al hundirse las dictaduras comunistas, él primer impacto en el plano electoral fue el auge: de la derecha: era una primera reacción lógica, pero no un movimiento sísmico sin retorno, como creían los defensores del "fin de la historia". Ahora, con la decepción provocada por la política económica de las líneas duras del darwinismo económico, asistimos a un retorno de los partidos de izquierda. La población se siente segura de que el marco democrático no está amenazado, pero sí teme por los mínimos apoyos sociales para su supervivencia.En los antecedentes del actual equipo dirigente del partido socialista destacan, mucho más que su pasado como jerarcas comunistas, los esfuerzos que hicieron para acabar con ese pasado. Horn, al decidir el libre paso a Occidente de los alemanes en: 1989, dio la puntilla a la RDA, fue el gran derribador del llamado telón de acero y aceleró el fin del sistema comunista en Europa oriental. Ha demostrado ser valiente, y un hombre digno, además de cabal.

Por otra parte, en las elecciones nadie puso en cuestión la conservación del capitalismo; lo que gran parte del pueblo rechaza es el darwinismo en la economía, que exige por sistema los mayores sacrificios a los más débiles. Pide por ello una intervención del Estado que garantice a los más pobres una protección social real. Es una demanda socialdemócrata difícil de cumplir, pero hoy el tema central en la política de los países del Este. Hungría tiene en el plano económico condiciones bastante favorables: ha atraído más inversiones extranjeras que los otros países de su entorno; tiene ya un sector privado muy sustancial, sobre todo un número elevado de empresas medias y pequeñas. El endeudamiento y la inflación son su principal talón de Aquiles, y para el nuevo Gobierno será tarea prioritaria el control de ambas variables.

El terremoto sufrido por los partidos políticos no debe dejar en segundo plano un hecho histórico que se ha puesto de relieve en estas elecciones. Las anteriores de 1990 fueron una primera experiencia de libertad política. Ahora, después de una etapa de estabilidad, hemos vivido la consolidación de la democracia y los húngaros piden cuentas de los excesos de los gobernantes del Foro Democrático, que han sido muchos, desde el desprecio a los perdedores del cambio hasta sus represalias contra la prensa independiente.

Con la nueva composición del Parlamento, la formación de un Gobierno que refleje la actual situación política se presenta con enormes obstáculos. Se empieza a barajar en Budapest la idea de una coalición del partido socialista con la Alianza de Liberales, una especie de centro-izquierda, pero las diferencias programáticas son grandes, incluso si se logra superar una incompatibilidad moral que es fuerte en las filas liberales. Pero aún quedan algunas incertidumbres sobre la composición de la nueva Cámara que sólo aclarará la segunda vuelta electoral el 29 de mayo.

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