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Entrevista:

"Comprendo a Rusia pero no significa que abandonemos Crimea"

Pilar Bonet

Ucrania es fiel a sus compromisos de desarme nuclear y está satisfecha del cumplimiento del acuerdo trilateral firmado el pasado enero con Estados Unidos y Rusia para desmantelar sus arsenales estratégicos, según reiteró a lo largo de esta entrevista el presidente ucranio. Leonid Kravchuk, quien se dispone a poner a prueba su capacidad de convicción y su carisma proponiendo al nuevo Parlamento que retrase las elecciones presidenciales previstas para el 26 de junio.

Kravchuk ha registrado, mientras tanto, su candidatura para renovar el mandato que obtuvo el pasado 1 de diciembre de 1991 con el fin de demostrar, según dice, que no le asustan las urnas.

Los observadores políticos en Kiev aseguran que el presidente atraviesa un momento difícil. Ha tenido que aplazar su visita oficial a España para asistir a la sesión inaugural del Parlamento, fijada para el 11 de mayo por decisión de Iván Pliush, el jefe del Parlamento saliente, y uno de los aspirantes a la presidencia del Estado. La reforma económica está paralizada y Ucrania parece sumergirse cada vez más en un letargo sin perspectivas que genera nostalgias del pasado soviético, como demostraron las elecciones legislativas del 27 de marzo, que dieron un buen tercio de los escaños a la izquierda.

En los últimos meses, la cotización política de Kravchuk se ha devaluado y, según recientes encuestas el ex primer ministro Leonid Kuchma le aventaja en popularidad con una diferencia cada vez más pronunciada. Como Pliush, Kuchma, ex director de Iushmash de Dnepropetrovsk, la mayor fábrica de misiles del mundo, es otro de los candidatos a la presidencia de Ucrania, que para registrarse oficialmente han de reunir un mínimo de 100.000 firmas para el 10 de mayo.

Pese a las nubes en el horizonte, Kravchuk parece relajado y de buen humor. La prensa rusa elogia estos días el sentido de responsabilidad de Ucrania, que ha desactivado sus 46 misiles SS-24, ha dado de baja 20 complejos de misiles del tipo SS-19 y ha trasladado a Rusia 120 cargas nucleares dentro del proceso de cumplimiento del acuerdo trilateral, que prevé la desaparición del arsenal estratégico de 176 misiles, entre SS-24 y SS-19, que Kiev heredó de la URSS.

"En conjunto, estoy satisfecho. No puedo decir que al 100%, porque hay dificultades y problemas, pero lo importante es que todas las partes implicadas están dispuestas a cooperar, tanto Rusia como Estados Unidos como nosotros, en tanto que país que realiza el desarme nuclear. Trabajamos rítmicamente. No hay contradicciones ni intención de cambiar de rumbo, ni puede haberla", señala Kravchuk.

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La insatisfacción del presidente se debe a los retrasos en los plazos de compensación para Ucrania, que debe recibir combustible para sus centrales nucleares a cambio de la entrega de sus misiles. Kravchuk señala, sin embargo: "No se trata de una cuestión de principios. Hay dificultades. En todas partes hay crisis económica; no sólo en Ucrania, también en Rusia".

En la próxima reunión del G-7 (los países más ricos del mundo), que se celebrará en julio en Nápoles (Italia), Kravchuk quisiera ver aprobado un paquete de ayuda a Ucrania destinado a "crear un sistema energético en el que se pueda confiar", La precaria situación de la central nuclear de Chernóbil, que necesita urgentemente una cuantiosa inversión para construir un nuevo sarcófago en torno al bloque accidentado en 1986, es una de las bazas de Ucrania ante los países ricos occidentales.

'Nosotros pedimos que se tengan en cuenta nuestros intereses en la reconstrucción y modernización de nuestras centrales [nucleares] y el desarrollo de combustibles alternativos como el carbón, del que tenemos grandes reservas", afirma el presidente. "Es difícil calcular de qué suma se trata, pero si se nos prestara una ayuda real de 5.000 millones a 8.000 millones de dólares, hoy podríamos arreglárnoslas muy bien en el marco de las posibilidades que se abren para nosotros, y no sólo en energía. Tenemos un buen programa agrario, interesantes proyectos de reconversión y un programa de construcción de aviones de transporte; es decir, tenemos muchos proyectos interesantes de colaboración con los que podríamos dar un impulso a la industria y trabajo a la gente".

Tras un aparente acuerdo de los presidentes de Ucrania y Rusia sobre la flota del mar Negro, los problemas volvieron a reaparecer cuando estamentos jerárquicos inferiores intentaron ponerlo en práctica. "Hay que ponerse de acuerdo a nivel de Gobierno y de presidente", señala Kravchuk, que dice haber llegado a la conclusión de que si Boris Yeltsin y él dejan algo por resolver a los ministros, "los ministros no se ponen de acuerdo después".

"Concertamos que la mitad de la flota seria nuestra y la mitad de Rusia y que las bases serian separadas, pero ¿cómo entenderlo? Entre la base ucrania de Balaklava y la base rusa de Sebastopol hay nueve kilómetros de distancia. Pero Rusia entiende que el emplazamiento en bases separadas supone que nosotros nos vayamos de Crimea. Si Rusia reconoce que Crimea es de Ucrania, y de momento no lo niega, ¿por qué debe dictarnos dónde estar y dónde ir? Hay que tener en cuenta los intereses de Ucrania y de Rusia. Nosotros comprendemos los intereses de Rusia, y salimos a su encuentro, pero eso no significa que nos vayamos de Crimea como pide [Yuri] Meshkov [el presidente de Crimea] con declaraciones vacías de tipo emotivo".

Kravchuk descarta presentar al Parlamento un programa económico al mismo tiempo que la petición de retrasar las elecciones. "El programa económico debe ser planteado cuando el Parlamento se haya formado completamente, tenga ya sus órganos dirigentes y sus comisiones. En lo que se refiere al cambio de fechas de las elecciones, pediré que lo hagan inmediatamente, porque no hay tiempo. Tengo argumentos, porque en todos los países del mundo, antes de elegir un presidente, se decide cuáles son sus competencias, cuál es la estructura del sistema del poder. Pero elegir un presidente sin saber con qué competencias es anticonstitucional", comenta sobre la falta de un marco legal para el sistema político ucranio.

Ucrania, a diferencia de Rusia, no ha aprobado una nueva Constitución y en la trama de sus instituciones políticas pesan aún mucho los sóviets (consejos), considerados como la plataforma de poder de Iván Pliush. "Ahora, por desgracia, no tenemos ni un modelo ni otro. Si hubiera una presidencia con las competencias que yo tengo, la estructura de poder debería ser del tipo norteamericano y no se necesitaría ni un Gabinete ministerial ni miles de ministerios. Nosotros tenemos algo mixto. El presidente tiene amplias competencias y el Parlamento también. No hay claridad en las estructuras de poder ", afirma Kravchuk.

Los servicios de inteligencia norteamericanos consideran que Ucrania es uno de los puntos más peligrosos de Europa, que puede desgajarse por las fisuras regionales que en ella existen. ¿Admite Kravchuk la posibilidad de que esto ocurra? "Ucrania", señala, "es un Estado unitario y no veo peligro de que se divida. Pero si el Parlamento y los partidos y fuerzas políticas comienzan a cantar las viejas canciones, según las cuales en el Occidente [Ucrania] hay unos intereses y en el Este otros, y no se ponen de acuerdo en los principales temas de la construcción del Estado democrático, de derecho y con una economía de mercado, puede haber intentos de dividir Ucrania, pero no creo que tengan éxito".

A pesar de que "las estructuras estatales se han reforzado", Kravchuk reconoce que "el Estado y la independencia se entienden de forma distinta en diferentes regiones. En unas, entienden la independencia como la existencia de un Estado con plenitud de derechos, y en otras, como la posibilidad de estar en el conjunto de otra cosa y tener una independencia parcial. Se necesita tiempo y que nadie agite la conciencia social y la provoque", opina Kravchuk que, hoy como ayer, está "absolutamente en contra" de una estructura de Estado federal. "Estoy por el máximo de independencia económica de las regiones. No recuerdo ningún caso en que un Estado unitario dividiera su territorio en una federación".

¿Y el factor ruso? "Ese factor debe existir, aunque sólo sea porque 11 millones de rusos viven en Ucrania, pero no debe dominar, sino que debe estar presente. Y son cosas diferentes, porque cuando se habla de factor ruso hay quien lo considera la dominación a la que debe subordinarse la población autóctona, y eso no es", señala.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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