Alfonso Guerra comunica a Felipe González que tiene su apoyo y está a su disposición.
El vicesecretario general del PSOE, Alfonso Guerra, ha comunicado al secretario general, Felipe González, su absoluta disponibilidad para lo que necesite o crea conveniente, al tiempo que le manifestó que debe resistir los embates de la derecha y mantenerse firme en la presidencia del Gobierno. Este ánimo de cooperación entre las familias socialistas puede romperse el lunes si el candidato a sustituir a Carlos Solchaga como presidente del grupo parlamentario no es del agrado de todo el grupo. González en esta ocasión, a diferencia de lo que ocurrió con Solchaga, no apostará personalmente por un candidato y aguardará a que los distintos sectores del partido alcancen un acuerdo.
Guerra telefoneó a González hace unos días, en medio de la vorágine de escándalos y dimisiones, para hacerle saber que cuenta con su lealtad. El vicesecretario general ya apuntó esta posibilidad el pasado jueves en la reunión que la permanente de la ejecutiva mantuvo en el palacio de la Moncloa.A diferencia de lo que González hizo hace 11 meses con Carlos Solchaga, cuando defendió a capa y espada su candidatura y no admitió ninguna otra propuesta, ahora parece decidido a no tomar partido de manera tan rotunda, según aseguran personas de su entorno. González está calibrando las consecuencias que podría tener un órdago de este tipo cuando las dificultades le acosan y, por tanto, necesita que no se reabran las heridas en el partido, siempre a flor de piel.
El secretario general no dudó el pasado jueves en afirmar que el partido "está como una pina porque todavía tenía los ecos de las palabras tranquilizadoras de Alfonso Guerra. Según personas de su entorno, Guerra le telefoneó hace unos días para mostrarle su apoyo y su disponibilidad para cualquier asunto que creyera conveniente.
Las fuentes informantes aseguran que González agradeció vivamente esta llamada y que se mostró muy afectuoso. Ambos hablaron de la situación política y Guerra invitó al jefe del Gobierno a que se mantenga firme ante el acoso de la derecha contra su persona y la pretensión de que dimita. En estos días, González ha recibido el consejo de personalidades de fuera y dentro de su partido en el sentido de que debe descartar la posibilidad de dimitir.
Paz frágil
Nadie se llama a engaño, no obstante, en el PSOE. La paz interna se mantiene frágil, aunque en estos días se han soldado las filas ante el acoso del Partido Popular sobre la figura de González. La dimisión del presidente del grupo parlamentario, Carlos Solchaga, ha obligado a que necesariamente los socialistas deban enfrentarse a una nueva y delicada decisión que debe satisfacer a los dos sectores.
Los renovadores apuestan decididamente por Joaquín Almunia para ocupar ese puesto. Este veterano dirigente del PSOE ha sido dos veces ministro y lleva consigo un amplísimo historial político que le con vierte en uno de los pesos pesa dos de los socialistas en estos momentos.
El propio Almunia no es, sin embargo, muy proclive a ocupar el cargo y prefiere concentrarse en su trabajo en la ejecutiva del partido, en la que es responsable de estudios y programas.
Los guerristas, movidos por los símbolos en esta ocasión, más que por la falta de querencia al personaje, consideran que el sustituto de Solchaga debería ser una persona que no haya aparecido como uno de los principales promotores de la renovación.
De ahí, que hayan salido a la palestra nombres como el del ex ministro de Cultura, Jordi Solé Tura, y del antiguo titular de Relaciones con las Cortes, Virgilio Zapatero. El ex ministro de Obras Públicas y Urbanismo, el guerrista Javier Saénz Cosculluela, ha dirigido una carta a González en la que le propone a Guerra como presidente del grupo parlamentario.
Un miembro de la ejecutiva reconocía ayer que el próximo lunes "puede salir otro nombre hasta ahora inédito". En fuentes de la ejecutiva se asegura que Felipe González no tiene intención de poner encima de la mesa un único candidato, tal y como hizo con Carlos Solchaga. La situación de crisis política le hace pensar que en esta ocasión es mucho más conveniente que el candidato sea de consenso y que antes de que él intervenga intenten ponerse de acuerdo los distintos sectores del partido.
Por otro lado, ayer quedaron en libertad los tres trabajadores de la empresa granadina de Santa Bárbara detenidos la noche del viernes en Sevilla, durante el mitin de presentación de la candidatura de Manuel Chaves a la presidencia de la Junta de Andalucía. En el acto coincidieron Felipe González y Alfonso Guerra. Los trabajadores fueron conducidos por la policía al juzgado acusados de un presunto delito de "atentado contra agentes de la autoridad" cuando se manifestaban en las cercanías del lugar donde se celebró el mitin.
Convencer primero a los de casa
Felipe González tiene apenas cinco semanas para dar la vuelta a la situación de desafecto que en estos momentos invade a los ciudadanos respecto al PSOE y a su líder, y para devolver la moral a sus militantes y a sus votantes más seguros. En estos primeros días va a dedicarse a los de casa y a los próximos, condición indispensable para que se pongan a trabajr en la campaña electoral.
Esta estrategia, según miembros de la ejecutiva, empezó a ponerse en práctica anteanoche en Sevilla en el mitin que protagonizó González en apoyo a la candidatura de Manuel Chaves a la Junta de Andalucía y de Fernando Morán al Parlamento Europeo.
Según sus primeras impresiones, el objetivo se cumplió, ya que a los asistentes les gustó oír de boca del líder que se sentía abochornado y avergonzado por lo que estaba ocurriendo, en parte por culpa suya, al haber confiado en personas que luego le habían decepcionado.
No obstante, los miembros de la ejecutiva consultados reconocen que la batalla es dura porque "la calle está muy complicada".
Los socialistas temen que sus actos públicos se conviertan en problemas de orden público, dado que tienen garantizada la presencia de los trabajadores afectados por la crisis industrial, así como la de los afectados por la cooperativa de viviendas PSV.
Afortunadamente, aseguran estas fuentes, los congresos regionales ya están a punto de terminar por lo que habrá un problema menos.
El secretario de Organización, Cipriá Ciscar, intentaba ayer contribuir al acuerdo en el congreso de la Federación Socialista Madrileña (FSM), reuniéndose con Joaquín Leguina y con José Acosta. Ciscar estuvo acompañado por Alejandro Cercas, responsable de Relaciones con la Sociedad del PSOE.
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