Rojo denuncia el "acoso sistemático" al Banco de España y pide que se garantice su autonomía
El gobernador del Banco de España, Luis Ángel Rojo, denunció ayer el "acoso sistemático" a que se ha visto sometida la máxima institución monetaria en las últimas semanas por la crisis política. Rojo expresó sus temores a que el Parlamento se escude en las últimas denuncias de casos de corrupción para modificar a la baja el proyecto de Ley de Autonomía del Banco de España. El gobemador reveló que la crisis vivida en las últimas semanas por los mercados financieros mundiales ha reducido en 800.000 millones de pesetas el valor de la deuda pública española en circulación.
Rojo reclamó en Barcelona, en la clausura de las Jornadas Intermoney, una completa autonomía para la autoridad monetaria que le permita asegurar el cumplimiento de su función básica: impulsar la estabilidad". "Para que el Banco de España pueda desarrollar sus funciones con eficacia es necesario que goce de suficiente autonomía, en particular en materia monetaria; que esta autonomía se plasme en unos estatutos que la hagan posible, entre otros temas, asegurando la continuidad de sus órganos rectores durante períodos de tiempo relativamente dilatados y su no reelección para evitar presiones externas que erosionen la independencia de criterio de los órganos rectores".El gobernador, como ya había hecho el día anterior el director general, Gonzalo Gil, reconoció que la crisis política desatada por la implicación de Mariano Rubio en un posible delito de fraude fiscal puede alentar la tentación de reducir la autonomía del Banco de España.
La otra gran preocupación expresada por el gobernador fue la de salvar la credibilidad del Banco de España de la actual tormenta política. Para Rojo la autonomía de la entidad por si sola no garantiza el cumplimiento de sus objetivos de estabilidad si la confianza en el Banco de España se encuentra sistemáticamente cuestionada". Tras puntualizar que no estaba pidiendo un cheque en blanco, Rojo enfatizó: "Lo que sí hay que reclamar es que al Banco de España y a sus órganos rectores se les controle y exija responsabilidades por los cauces legalmente establecidos, incluída, por supuesto, la libertad de expresión".
El responsable del banco emisor quiso dejar claro que la legislación "garantiza suficientemente que no queden impunes las responsabilidades de todo tipo que puedan existir". En un intento de evitar un juicio paralelo que erosione la credibilidad de la institución, tras las acusaciones contra su predecesor, afirmó: "Como dicen los ingleses hay que ser cuidadoso con los ataques a las instituciones para no tirar al niño con el agua del baño". El actual gobernador afirmó sentirse tranquilo y se definió como "un contribuyente ejemplar". "Yo ya pagaba impuestos en tiempos de Franco, cuando casi nadie lo hacía", recordó.
Rojo dedicó buena parte de su discurso a analizar las últimas turbulencias del sistema financiero internacional y sus repercusiones sobre el mercado de la deuda pública española. "Es difícil discutir el impacto de este episodio en nuestro país, que se puede cifrar, hasta la fecha, en una caída del valor de la deuda pública en circulación de unos 800.000 millones", señaló.
Para el máximo responsable del banco emisor, la actual Inestabilidad financiera está provocada por la diferente evolución cíclica de las economías de Europa y Japón, por un lado, y la de Estados Unidos, por el otro. Esta asimetría "y el elevado grado de integración financiera alcanzado a nivel internacional han hecho posible la generación de un episodio de transmisión automática de los precios de los activos financieros, en situaciones cíclicas y, por tanto, con fundamentos económicos acusadamente divergentes".
El peligro que anida, según Rojo, tras la agitación que viven estos días los mercados financieros de deuda pública "es el que apunta al temor del agotamiento del proceso de reducción de los tipos de interés en Europa, ante el inicio de su tendencia alcista en Estados Unidos".
Esta coyuntura se concreta en el caso español, con síntomas de que "se han comenzado a advertir los límites al proceso de descenso de tipos, a medida que se hacían menos perceptibles los progresos en la reducción de la inflación y los tipos de interés a largo plazo interrumpían su trayectoria descendente".
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