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Greenaway convierte Ginebra en una película

Roma inspiró a Peter Greenaway el cine como espectáculo y ahora ha convertido Ginebra en el escenario. Desde objetivos colocados en lo alto de escaleras de madera blanca, que recuerdan a un confesionario, desparramados por cien puntos de la ciudad de Calvino durante 100 días, el público va a aprender a mirar y descubrir "trozos de la ciudad", que a menudo pasan desapercibidos al ojo desnudo, y crear su propia película interior e imaginaria.

Los 100 puntos seleccionados en el centro de Ginebra dan fe de un lenguaje cinematográfico en su expresión más absoluta. El director de El contrato del dibujante ha recorrido la ciudad en busca de signos, tanto ficticios como reales (religiosos, místicos, turísticos, comerciales ...) para buscar un emplazamiento a su espectáculo Stairs. El resultado final, unas ocho horas de recorrido por parques públicos, tranquilas callejuelas, puentes o museos o por el medio del tráfico ofrece una posición atemporal privilegiada que permite una visión continua.

Por la noche, los objetivos de las escaleras están iluminados, con un juego de luces de colores, que acentúan su potencial dramático. "Aunque sea arrogante decirlo, la que más me gusta", dice el cineasta, "es la de la catedral rodeada de antiguos edificios, que contrasta con la blancura de la escalera y las sombras".

Basada en un guión del propio Greenaway, cuya acción debía transcurrir en una escalera, Stairs encierra un abanico de significados y sensaciones. Desde la relación con el verbo inglés to stare (mirar fijamente) hasta la idea de alto y bajo, éxito y fracaso o subir y bajar.

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