Tipel obtiene avales de la Generalitat pese a las diligencias del fiscal del Estado

La empresa de curtidos Tipel, SA, propiedad de la familia de Lluís Prenafeta, ex secretario general de la Presidencia de la Generalitat, ha obtenido nuevos avales de esta institución. Mientras el fiscal genera del Estado, Eligio Hernández, acumula documentación sobre avales presuntamente irregulares concedidos anteriormente a Tipel y a otras empresas, la compañía obtiene nuevas ayudas públicas con la intención de superar la suspensión de pagos presentada el pasado día 5. Ayer la junta de accionistas de Tipel ratificó un consejo controlado por la familia Prenafeta y rechazó la presencia en el mismo del grupo que lidera el financiero Pedro Olavarría.

El Instituto Catalán de Finanzas, organismo público de la Generalitat, y la Xunta de Galicia "han decidido conceder a Tipel una línea de financiación superior a los 1.000 millones de pesetas, destinada a las factorías de Padrón (La Coruña) y de Móra d'Ebre (Tarragona)", destacó ayer Isidor Prenafeta, primer ejecutivo de la empresa, que ha desempeñado la presidencia del consejo hasta la suspensión de pagos, presentada a principios de mes con un pasivo de 8.445 millones de pesetas y un activo de 11.064 millones. Isidor Prenafeta, primo de Lluís Prenafeta, el que fue durante más de diez años la mano derecha del presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, salió ayer reforzado de la junta de Tipel. La reunión de accionistas fue convocada con pocas horas de antelación, en Centelles (Barcelona), y tuvo un "eco ridículo para una empresa cotizada en Bolsa, dotada de unos fondos propios de 7.000 millones y un neto patrimonial de más de 30.000 a precios de mercado, no de balance", coincidieron algunos de los asistentes. Así, el grupo Prenafeta, junto con otras familias (los Batlle y los Bradinas, entre otros apellidos de larga tradición en el sector peletero, especialmente arraigado en la cuenca industrial de la comarca de Osona -Barcelona-), retoma el control de la primera empresa española de curtidos.Isidor y Lluís Prenafeta son la segunda generación de un núcleo familiar que comparte con la empresa Colomer Montmany más del 80% del mercado nacional de la piel y el curtido, cuando la confección ha desplazado la especialidad exportadora de comodities (materias primas) desplegada tradicionalmente por los mismos fabricantes.

La crisis del curtido propició hace año y medio la penetración de Pedro Olavarría en el capital de Tipel. Con el industrial catalán Carles Sumarroca -vinculado al tronco histórico del pujolismo, miembro de la Asamblea Nacional de Convergència Democrática y ex presidente de la editora de El Correo Catalán, afín a los nacionalistas durante la transición-, adquirió el 24% de Tipel a través de Unitrón Ibérica, SL. Paralelamente, esta misma firma adquirió un paquete significativo en Colomer Montmany. Y así, una vez trazado el vínculo entre las dos compañías líderes del mercado nacional del curtido y la piel, Pedro Olavarría alimentó su estrategia: fusionar Colomer, SA, y Tipel, SA.

El empeño del grupo Olavarría -además de Sumarroca, le secundan un grupo de ex directivos de Motor Ibérica representados por el abogado Jesús Echevarría-San José, ex director de la antigua fabricante de Ebro y Perkings- se estrelló en un heterodoxo blindaje de los peleteros. Isidor Prenafeta fusionó Tipel y su filial Mora Piel, SA, con la empresa gallega Picusa, SA, recién enajenada por el Patrimonio del Estado tras su pertenenecía al grupo Rumasa. El resultado de la operación lo dice todo: el grupo Olavarría ha diluido su participación en Tipel hasta el 6%, mientras que los Prenafeta restituyen su control sobre el 40%, la, participación mayoritaria.