¿Se va el macho y viene la persona?
¿Será verdad que se va el macho y viene el hombre? Los expertos de la familia consultados han confirmado que, junto a la crisis de identidad que están sufriendo hoy millones de padres en Occidente, empieza a nacer un nuevo tipo de padre, menos machista, más maternal, sin rencor por el poder perdido y dispuesto a compartir con la madre las responsabilidades que antaño recaían exclusivamente sobre ella.Según Rojas Marcos, es un tipo de padre "que está todavía en fase embrionaria", pero que se observa cada vez más. Basta ir a los parques, dice, para darse cuenta de cuántos padres salen con sus pequeños. Porque, además, afirma, "no se ha comprobado que exista el instinto materno. Es una cuestión de temperamento. Es un papel que también lo puede desempeñar el padre". ¿Pero cómo lo acepta la sociedad? ¿No cabe el peligro de que los considere como poco viriles, poco importantes, afeminados? "No", dice Rojas Marcos. "Mi idea es que la sociedad empieza a verlos con simpatía y hasta con admiración".
También el sociólogo Flaquer cree que el nuevo padre está "en fase embrionaria", sobre todo en España, donde afirma que llevamos en este campo 10 años de retraso. De hecho, Ignacio Avellanosa, responsable de la unidad de psiquiatría infantil del Hospital Clínico de Madrid, por cuya consulta pasan cada año 600 niños conflictivos, piensa que estos nuevos padres en España son parejas más bien jóvenes y de nivel cultural y económico alto.
Resentimiento
Pero, según Avellanosa, no siempre el padre que desea compartir con la mujer lo que había sido su reino: la casa y el cuidado de los hijos, encuentra comprensión, ya que ve amenazado el único poder que tenía. Es lo que llaman también "el resentimiento colectivo de las mujeres hacia el hombre", cosa que, sin embargo, desmiente categóricamente la abogada Ana María Pérez del Campo, asesora de la Asociación de Mujeres Separadas, quien afirma: "Eso es una excusa. La mujer está feliz de compartir con el hombre sus antiguas responsabilidades, ahora que también ella trabaja fuera. Es el padre el que se resiste, aceptando como mucho el ayudarla. Y de hecho", añade, "en las separaciones y divorcios, el 80% de los padres no pide que se les adjudiquen los hijos. Y del 20% que lo desearía se trata en su mayoría de los casos de aquellos padres que han sido más violentos con la familia".
Al final lo que importa, afirma Rojas Marcos en su reciente libro La pareja rota, es que a pesar de la crisis de la paternidad "la cultura de Occidente está vislumbrando una nueva era en la que la relación entre el padre y los hijos promete ser más estrecha, entrañable, armoniosa y saludable. Porque mientras las madres se liberan de las ataduras culturales esclavizantes del pasado, los padres se están deshaciendo de una imagen dura, distante y anticuada, y se convierten en seres más hogareños, expresivos, afectuosos, vulnerables y, en definitiva, más humanos".
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