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Soluciones estructurales

El autor opina que la reestructuración se ha convertido en una actividad normal en las empresas,y que el coste de los despidos aumenta el precio del factor trabajo y contribuye a la destrucción de empleo

Como cualquier otro bien económico, el factor trabajo está básicamente sujeto a la ley de oferta y demanda. A mayores costes laborales, menor demanda de trabajo y más paro. Y viceversa. Así lo ha entendido el Gobierno al implantar los nuevos contratos de aprendizaje, que, al permitir bajar los costes laborales, generarán, sin duda, un aumento de la demanda a costa, eso sí, de menores ingresos para el trabajador y el Gobierno.Otro factor significativo es la formación, que tanto puede aumentar la utilidad para la empresa del trabajo y, por tanto, su demanda. Me refiero sobre todo a la formación que promúev en las empresas, que es la que ellas necesitan. Este año se van a habilitar subvenciones de hasta el 0,2% de las bases de cotización para estos fines, aunque todavía estamos lejos del nivel de, por ejemplo, Francia, donde las empresas disponen del 1,4% de la masa salarial.

También las altas indemnizaciones por despido han emergido en los últimos años como un sumando más en los costes laborales para las empresas. Recuerdo cuando hace algún tiempo me increpaba el director financiero del grupo internacional para el que trabajo, al enterarse de la situación: "Haréis una provisión para ello". "No", le contesté ingenuamente. "Nunca despedimos a nadie". Evidentemente, ahora la situación es distinta en España, y con cierto retraso, como tantas otras veces, está ocurriendo lo que ocurrió en el Reino Unido hace unos años. Si hay algo que caracteriza sobre todo la situación actual es la velocidad del- cambio. Para las empresas esto significa que los productos, los procesos, las tecnologías y los mercados cambian cada vez más deprisa. Y los empleados que necesitan, también. La reestructuración se ha convertido en una actividad normal en las empresas, y el coste de los despidos, un coste inherente de la actividad, aumenta de hecho el precio del factor trabajo y, contra lo que pudiera pensarse, contribuye a la destrucción de empleo.

Parece que ya nos estamos dando cuenta de esta situación, y la reducción de las indemnizaciones por despido acabará por admitirse como un mal menor.

Ahora bien, existe otro factor que aumenta artificiosamente y de forma mucho más significativa el precio del trabajo: las cuotas a la Seguridad Social. Este injusto y demoledor impuesto sobre el empleo en que se han convertido las cotizaciones sociales no tiene ninguna lógica. ¿Por qué han de ser precisamente los pocos puestos de trabajo que quedan los que soporten el coste de los subsidios de desempleo? Y no hablemos de las pensiones, cuando ha quedado claro que nuestro sistema no es en absoluto contributivo, o de la sanidad pública, a la que tienen derecho incluso los turistas.

El efecto demoledor lo comprendí claramente cuando, sorprendido porque el precio de la hora en una fábrica del grupo en Dinamarca era inferior al nuestro, pregunté cuánto pagaban de Seguridad Social. "Nada", me contestaron, "aquí la Seguridad Social la paga toda el Estado".

Lo que no entiendo es cómo en España no hacemos lo mismo. El subir el IVA y los demás impuestos, reduciendo paralelamente las cotizaciones sociales, pudiera tener efectos inflacionistas, pero no demasiados si se tiene en cuenta que la carga impositiva total seguiría siendo la misma. Bajarían incluso los precios de los productos intensivos en mano de obra. ¡Miel sobre hojuelas! ¿Y qué productos subirían más de precio? Los importados, a los que el IVA afecta en un ciento por ciento. ¡Eureka! Aunque lo mejor es el efecto sobre las exportaciones. El que Dinamarca tenga un IVA del 25% en nada detrimenta su competitividad exterior, que se ve enormemente favorecida por la inexistencia de cotizaciones sociales.

Evidentemente, llevar esto a la práctica entraña grandes dificultades, pero las ventajas son tan obvias e importantes que el Gobierno debería plantearse inexcusablemente este cambio de estructura en la financiación del sector público para el próximo año. La sustitución paulatina de las cuotas a la Seguridad Social por impuestos es una de las mejores armas contra el desempleo.

Luis Miranda López es ingeniero industrial.

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