Emilio Muñoz quiere suceder a Curro
El torero sevillano Emilio Muñoz cumplirá en mayo 32 años y la temporada de 1994 es su l5ª como matador de toros. Ha sido niño prodigio y joven figura, ha conocido el amargo sabor de la retirada y ha saboreado la vuelta como torero en sazón. Él mismo cree que le ha llegado el momento de aprovechar la experiencia adquirida para conseguir su objetivo definitivo: ser el torero de Sevilla."Creo que puedo ser el torero de Sevilla porque tengo condiciones y experiencia para ello", dice convencido, aunque, a renglón seguido, aclara que "eso será cuando Curro se retire, porque Romero es algo aparte; es una persona genial y un torero único".
Mientras Curro decide cederle, el puesto a quien se lo gane, Emilio Muñoz no quiere perder el tiempo y tiene en su cabeza una meta más cercana: "Intentaré con todas mis fuerzas", afirma, "ser el triunfador de la Feria de Sevilla de este ano; quiero ser el mejor. Después, decidirán Dios y los toros, pero yo tengo el convencimiento de que no voy a defraudar". Para ello se prepara concienzudamente, aislado del mundo, en una aldea sevillana, Arroyo de la Plata, donde entrena y medita.
Desde su vuelta en el año 1990, Emilio Muñoz no ha faltado ningún año a la cita con la Maestranza, y cada temporada se ha ganado una oreja, menos en la de 1991, que la cambió por una grave cornada. Le falta aún un gran triunfo que le abra las puertas para conseguir su anhelo: "Sevilla me sigue esperando, y yo pondré todo de mi parte para que esa esperanza se convierta en realidad".
El torero manifiesta estos convencimientos después de que superara felizmente la dura prueba de la lesión que le produjo una vaca en un tentadero, y que estuvo a punto de impedirle torear el año 1993. "Ha sido la temporada más importante de mi vida", explica, "porque fui capaz de superar las adversidades que se me presentaron. De no pensar ni en torear y con la posibilidad cierta de quedarme cojo, a curarme y encontrar mi toreo, hay un motivo más que suficiente para estar satisfecho". La lesión le sobrevino en el mes de enero y hasta el 3 de abril no se pudo poner delante de una becerra.
Dieciocho días más tarde hacía el paseíllo en la Maestranza. "Sabía que no estaba en condiciones físicas idóneas", añade, "pero tenía que, demostrarme que podía hacerlo; si toreaba en Sevilla, seguiría adelante; de lo contrario, habría dejado la temporada en blanco". Toreó en Sevilla, y el mal manejo de la espada le impidió cortar una oreja. Dejó, sin embargo, la impronta de su toreo y triunfó, posteriormente, en Pamplona, Barcelona, Santander, Huesca, Zaragoza y El Puerto de Santa María.
Este año está decidido a mantener un buen nivel. "Esa es mi idea, pero, antes que ninguna, triunfar en Sevilla".
La corrida de hoy, sexta de feria: toros de Antonio Arribas, de la finca Bótoa (Badajoz), para Emilio Muñoz, Joselito y Finito de Córdoba. Plaza de la Maestranza, a las 18,30.
Babelia
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