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La fortaleza de Curro

Antonio Lorca

Torrealta / Romero, Espartaco, Finito

Toros de Torrealta, justos de presentación, muy flojos, descastados; 4º y 5º con peligro.

Curro Romero: dos pinchazos y cuatro descabellos (silencio); pinchazo, media pescuecera, tres pinchazos y cuatro descabellos (pitos).

Espartaco: pinchazo hondo y descabello (ovación); estocada delantera y tres descabellos (ovación).

Finito de Córdoba. pinchazo y tres descabellos (silencio); estocada (oreja). Plaza de la Maestranza, 3 de abril. Primera corrida de abono. Lleno de "no hay billetes".

Curro Romero ha cumplido ya los 60 años, está fuerte como un roble y es una caja de sorpresas; sus compañeros son jóvenes, pueden ser sus hijos y son aburridos; los toros lucen su invalidez de cuatro años y no tienen de bravo más que el color negro de su piel.Cuantos más años cumple el torero de Camas más decidido se muestra y con más gallardía resuelve las dificultades. No es ahora el hombre abúlico de hace unos años, sin ánimo ni aliento, que jugaba al cara o cruz cada tarde. El de ayer, al menos, es el torero que sale a por todas y a por todos, con la cabeza en el triunfo y decidido a superar las adversidades.

Curro no triunfó; mejor dicho, no cortó orejas. Pero estuvo torero, que no es poco. Lo intentó de salida en su primero; midió el castigo en el caballo, y se llevó al toro a los medios con la muleta con la sana intención de torearlo. No pudo ser porque no había toro, pero Curro estuvo elegante, despacioso, variado y maestro.

Lo volvió a intentar con el capote en el cuarto, pero era otra birria. Y, además, descastado y con peligro. Se vino arriba en banderillas y llegó a la muleta violento, con ganas de comerse al Faraón. Pero, de comer, nada. Con un juvenil juego de piernas, atada la muleta en la mano derecha, Curro se peleó valiente con el toro, se dobló toreramente por bajo, le tocó los costados y se lo llevó así desde las tablas hasta la segunda raya del tercio. Allí, el animal se convenció de quién mandaba en el ruedo. No hubo faena porque no podía haberla. Y Curro pasó el quinario para matar el manso, como es lógico. Pero ahí quedó la lección para quien quisiera aprenderla. Y como no quedó satisfecho de su actuación, hizo un quite por verónicas al sexto.

Los toros, ya queda dicho, fueron una birria. Borrachos todos como una cuba, sin fuerza, sin casta, sin alegría, sin un ápice de bravura. Por si fuera poco, justos de presentación. Pero el ganadero no debe mostrar preocupación alguna: el próximo año, volverá a Sevilla, a pesar de su fracaso.

Espartaco no tuvo buen comienzo en Sevilla. Es verdad que su lote no fue propicio para el triunfo, pero con toros así se ha visto a otro Espartaco en actuaciones precedentes. Será verdad que lo único que le preocupa es gustarse, porque desistió pronto en la pelea con su primero. No se fió del quinto, que lo miraba con aviesas intenciones. Finito aburrió soberanamente en el tercero. Toreó con gracia con la derecha al sexto y una voltereta sin consecuencias y una buena estocada le ayudaron a conseguir la oreja.

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Sobre la firma

Antonio Lorca
Es colaborador taurino de EL PAÍS desde 1992. Nació en Sevilla y estudió Ciencias de la Información en Madrid. Ha trabajado en 'El Correo de Andalucía' y en la Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA). Ha publicado dos libros sobre los diestros Pepe Luis Vargas y Pepe Luis Vázquez.

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