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Clinton hace públicas sus declaraciones de la renta para demostrar que no se benefició de Whitewater

Antonio Caño

Cuando un presidente norteamericano está en problemas ¿qué hace? Aparece en televisión en hora de máxima audiencia. Así lo hizo Richard Nixon durante el Watergate para asegurar que él no era un estafador. Así lo hizo Ronald Reagan para afirmar que no estaba enterado del escándalo Irán-contra. Y así lo ha hecho Bill Clinton para insistir en que no ha hecho ni hizo en el pasado nada ilegal, y que, como prueba, hace públicas sus antiguas declaraciones de la renta.Las cifras respaldan la versión facilitada por Clinton a la prensa el pasado jueves, cuando revisó a la baja sus pérdidas estimadas en la inversión del enmarañado negocio en Arkansas. De 69.000 dólares (casi 10 millones de pesetas) a 47.000 dólares (unos 6,5 millones de pesetas).

Bill Clinton había celebrado en la noche del jueves la segunda conferencia de prensa nocturna de su presidencia con varios objetivos al mismo tiempo: primero, hablar directamente al pueblo norteamericano, sin el filtro de la prensa, a la hora en la que el pueblo norteamericano ve la televisión; segundo, demostrar tranquilidad, dominio del medio y, en conjunto, transmitir el mensaje de que no tiene nada que ocultar, y tercero, poner en evidencia que mientras él trata de concentrarse en los problemas que preocupan a los norteamericanos, como reforma sanitaria, desempleo o delincuencia, la prensa de Washington sólo está interesada en Whitewater, Whitewater y Whitewater.

Y, efectivamente, el presidente empezó hablando de sanidad, y todos las preguntas de la conferencia de prensa, excepto las de dos periodistas extranjeros, estuvieron relacionadas con el caso Whitewater. El presidente estuvo convincente en su explicación de que ni él ni su esposa, Hillary Rodham Clinton, estuvieron implicados en presuntos desvíos de fondos de una caja de ahorros de Little Rock hacia su campaña electoral como gobernador. Clinton dijo que lo único que hizo en Whitewater fue perder dinero, aunque 22.000 dólares menos de lo que había pensado en un principio, según él mismo reconoció.

Bill Clinton respondió a las preguntas con correción y serenidad, pero todo fueron noes: no hubo fraudes, no hubo abuso de poder y no hubo ocultamiento de pruebas.

Pero lo fundamental para Clinton fue comunicar la idea de que, hubiese lo que hubiese en un episodio tan alejado en el tiempo, no tiene nada que ver con el trabajo que su Gobierno está haciendo hoy. "Nada de esto, a la luz de la historia, será ni remotamente tan importante como el hecho de que hemos sido en un año la presidencia más productiva de toda una generación. Eso es lo que. cuenta, eso es lo que afecta a la vida de la gente", dijo Clinton.

El presidente manifestó que ha colaborado y está dispuesto a colaborar con el investigador especial de este caso, Robert Fiske, ante quien declararán él y su mujer cuando así se lo pidan. . Pero, añadió, buscando la comprensión y el respaldo de la opinión pública, que lo que no piensa hacer es abandonar su gestión presidencial para defenderse de sus implicaciones en el caso Whitewater.

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"Sé que mucha gente en este país debe creer que Washington está exageradamente preocupado del asunto Whitewater. Pero nuestra Administración está preocupada de cumplir con el trabajo para el que el pueblo norteamericano nos trajo aquí", declaró.

La intervención de Clinton en televisión llegó unos horas después de que el republicano Jim Leach, uno de los principales abanderados de la caso Whitewater en la Cámara de Representantes, acusase a la Casa Blanca de haber "violado flagrantemente" la ley para salvar al presidente.

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