Los elogios a Menem
Que el rey de España en su carácter de jefe del Estado o que Felipe González en el suyo de presidente del Gobierno deban alabar la figura, la acción de gobierno y los logros del actual presidente argentino por razones diplomáticas y de fomento de la inversión y de los intercambios comerciales, resulta perfectamente entendible. Lo que cuesta comprender es que un periódico de prestigio, que se ha distinguido por la sensatez y la rigurosidad de su información y de su línea editorial, se suba al tren de la frivolidad y del análisis interesado y superficial. No es otra cosa lo que se puede decir del editorial publicado el día jueves 3 de marzo. Con sólo esperar un día hubieran tenido en sus manos una de las tantas noticias de la auténtica realidad argentina (la referida a la represión policial de la marcha ¡número 100! de los jubilados en Buenos Aires, EL PAÍS, 4 de marzo, página 10) para contrastar con la de los ministros, empresarios y demás componentes del abrumador séquito que acompañó al presidente por tierras españolas. Realmente no creo que para su periódico un país se limite a las pocas empresas del Estado que quedan por repartir en condiciones harto ventajosas entre unas cuantas familias argentinas e inversores extranjeros, produciendo un fenómeno de concentración económica que no pudieron alcanzar ni siquiera con los Gobiernos militares. Le aseguro que hay más cosas a tener en cuenta.-