La primavera del polen llega en invierno
Inusual concentración de gramíneas debido a las fuertes lluvias de otoño
Los alérgicos al polen ya tienen declarada la guerra, qué este año se presenta en Madrid más encarnizada de lo habitual. Las lluvias abundantes caídas en otoño y el sol radiante que luce desde hace semanas son la causa de que la primavera de las alergias haya llegado en pleno invierno. Una planta gramínea, -especie que provoca la fiebre del heno-, viene floreciendo en la región desde el pasado mes de enero. Por esas fechas se alcanzaron concentraciones de polen por centímetro cúbico de aire propias del mes de mayo.Estas dos últimas semanas, prólogo de la primavera, los centros de medición de partículas en la atmósfera han registrado grandes cantidades de pólenes. El 14% de los madrileños padece la fiebre del heno, todos ellos ya casi se encuentran en pleno apogeo de estornudos, picores de nariz y de ojos. Pero es tarde para ponerse una vacuna: no surtiría efecto. Ahora, el que comience a notar los síntomas tendrá que conformarse con un tratamiento que tan sólo alivie las molestias, y eso sí, que no olvide un buen pañuelo.
"Las concentraciones que se están registrando este año son absolutamente extraordinarias", explica Javier Subiza, especialista del Centro de Alergología e Inmunología Clínica. "Este fenómeno", añade "no había sido observado en Madrid desde hace casi dos decenios, así es que se prevé que esta primavera va a ser muy intensa para los alérgicos al polen de gramíneas".
Este centro sanitario fue pionero en Madrid en la medición de pólenes en el aire. A partir de la observación durante meses de la meteorología y de la evolución de las cosechas de cereales, son capaces de adelantar el mapa alergológico correspondiente a todo el año.
Los estornudos y los ojos llorosos -a veces complicados con otras molestias, como problemas respiratorios derivados del asma o dolores de cabeza hicieron su aparición a finales de enero pasado, a causa de las temperaturas benignas. "Un veranillo loco", como lo califican los expertos. Existió una tregua en febrero, pero en marzo el polen ha contraatacado seriamente. En enero llegaron a registrarse 144 granos de polen por centímetro cúbico de aire cuando lo normal en esas fechas es una media de 30 granos (una persona sensible al polen comienza a manifestar síntomas de alergia cuando hay tan sólo 50 granos de polen por centímetro cúbico de aire).
Asma alérgico
Las grandes ciudades son un caldo de cultivo excelente para la alergia y las enfermedades respiratorias como el asma. Su suelo se halla plagado de unas hierbecillas, pertenecientes a la familia de las gramíneas, que crecen en los solares y en las zonas umbrías de los parques. Tan pronto como hay un rayo de sol, sea la estación que sea, comienzan a llenar de polen la atmósfera. En cuanto al asma, el 7% de los madrileños que la padecen, según datos de la Consejería de Salud, en muchas ocasiones también sufren de fiebre del heno.
La combustión por motores de gasoil no hace sino agravar el efecto de los pólenes que atacan al sistema respiratorio de los alérgicos. "Los estudios alergológicos demuestran que con las mismas concentraciones de pólenes, estos afectan más si hay un exceso de polución", explica el meteorólogo Alejandro López Tolosa.
Oruga muerde perro
Las orugas ya están de visita en Madrid. Con un mes de antelación. No han podido resistirse al sol radiante y a unas temperaturas dignas del mes de mayo para pasearse por las zonas verdes. Tras ellas, aparecen los sarpullidos en los viandantes que las tocan. Y sin ser las cadenas sinfín de una tanqueta, estas orugas pueden causar la muerte a más de un perro.Los ciudadanos caninos se les acercan curiosos, las olisquean y en ocasiones se las comen. Resultado: inflamación de las mucosas de los aparatos digestivo y respiratorio y posible necrosis de la lengua y el paladar del can, según explica la veterinaria Alicia Rodríguez-Lafora. Mejor que el dueño del can pise la oruga, antes de que el animal de compañía deje de serlo definitivamente, recomiendan los criadores de perros.
Estos días es posible admirar a las orugas bajo las colonias de chopos y olmos que crecen sobre todo en el sur de la capital. Las temidas procesionarias, orugas del pino, llegarán en abril, también un mes antes de lo habitual. Esta primavera, las orugas no sólo aparecen pronto, si no que encima lo hacen "con fuerza, debido al calor", según cuenta José Luis Mato, director de Aguas y Jardines del Ayuntamiento de Madrid. Por ello, es necesario adelantar las fumigaciones y desmochar los árboles, si no, llenarán los parques.
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