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Chillida plantea 29 preguntas sobre la vida y la creación en su ingreso en Bellas Artes

Fernández Ordóñez califica al nuevo académico de "gran árbol humano"

El escultor donostiarra Eduardo Chillida, de 70 años, pronunció ayer su discurso de ingreso en la Real Academia de Bellas Artes de San Femando, de la que ha sido nombrado académico honorario. El artista elaboró un texto manuscrito e ilustrado en el que deja traslucir sus más profundas interrogantes. Lo tituló Preguntas, y a través de 29 de ellas lanza su teoría sobre los enigmas de la vida y la creación. Su discurso fue contestado por el ingeniero y académico José Antonio Fernández Ordóñez, colaborador en la estructura de las grandes obras de hormigón de Chillida.

"¿No es la geometría únicamente coherente cuando el punto no tiene medida? Ese punto, para que todo funcione, necesita no tener medida y, sin embargo, ocupar un lugar. ¿Se puede ocupar un lugar sin tener medida? únicamente en la mente eso es posible", se pregunta y se responde el artista en su dicurso de ayer como nuevo académico honorario de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. "¿No son la construcción y la poesía componentes esenciales de todas las artes?""¿No será el arte consecuencia de una necesidad, hermosa y difícil, que nos conduce a tratar de hacer lo que no sabemos hacer? ¿No será esa necesidad prueba de que el hombre no se considera terminado? ¿No será el paso decisivo para un artista el estar con frecuencia desorientado? El diálogo limpio y neto que se produce entre la materia y el espacio, la maravilla de ese diálogo en el límite, creo que en una parte importante se debe a que el espacio, o es una materia muy rápida, o la materia es un espacio muy lento", dijo.

Chillida concluyó con un Saludo a Juan Sebastián Bach, una especie de diálogo en el infinito: "¿No es el límite el verdadero protagonista del espacio, como el presente, otro límite, es el protagonista del tiempo? Yo no represento, pregunto", concluyó.

Lejos de pretender resolver esas preguntas, el ingeniero José Antonio Fernández Ordóñez- en cuyo estudio se han realizado las estructuras de las esculturas monumentales de Chillida desde la instalación de la Sirena varada bajo el puente de la Castellana, en Madrid intentó en su respuesta acercarse al universo legado por el escultor. "Chillida mira a la naturaleza en su integridad, que es vida. Él mira al hombre en su destino, no en su fisiología, aislado del mundo", dijo en su contestación al nuevo académico. "Yo percibo a Chillida como un gran árbol humano, siempre en su lugar, profundamente enraizado en la tierra, creciendo con los años lentamente hacia lo alto, atento a los vientos variables y a las tormentas de la vida, pero sin moverse de lo verdadero", añadió.

El escultor, nacido en San Sebastián el 10 de enero de 1924, fue designado miembro de honor de la Academia de San Fernando el 6 de marzo de 1989 y su candidatura fue propuesta por el académico Ramón González de Amezúa y los escultores Venancio Blanco y José Luis Sánchez Fernández.

Portero de la Real Sociedad en su juventud, Chillida expuso, por primera vez, en París en torno a 1950 junto con el pintor Pablo Palazuelo. Posteriormente se instaló en su ciudad natal donde hizo su primera escultura abstracta en hierro y montó su propia fragua. De 1977 data su obra Peines del viento, situada en la punta de la bahía de San Sebastián.

En 1981 recibió la medalla de Oro al Mérito de las Bellas Artes, en Madrid; y en 1983 fue nombrado académico de la Royal Academy of Arts de Londres, y el Gobierno francés le concedió el Prix National des Beaux Arts pour la Sculpture.

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