El Papa evita pronunciarse sobre la intención de voto en los próximos comicios
El Papa evitó ayer cualquier tipo de indicación sobre el voto trascendental que los italianos deberán formular en las elecciones generales de los próximos 27 y 28 de marzo durante la misa que celebró para inaugurar una campaña de oración por Italia que se prolongará hasta el próximo 10 de diciembre. El pasado mes de enero, Juan Pablo II sugirió que los católicos se mantuvieran unidos en el ámbito democristiano.
El ciclo de oraciones por Italia estaba programado en el contexto de las celebraciones eclesiásticas del segundo milenio, y ha sido casual su coincidencia con esta víspera de elecciones. Un llamamiento similar a sostener "una fuerza de inspiración cristiana" fue formulado el pasado lunes por el cardenal Camilo Ruini, presidente del Consejo Permanente de la Conferencia episcopal Italiana, cuyos miembros participaron ayer con el Papa en la misa celebrada en la cripta de la Basílica de San Pedro, donde se supone que fue enterrado el apóstol.Los llamamientos a la "unidad de los católicos" por parte de la conferencia episcopal han ido, sin embargo, habituales en las campañas italianas. Pero la fórmula ha dejado de tener sentido. Pocos días después de que Juan Pablo II insistiera en la unidad en una carta dirigida en enero a los obispos para afirmar, por ejemplo, que pese a toda la corrupción descubierta en sus filas la Democracia Cristiana (DC) había salvado a Italia del comunismo, la DC se dividió y disolvió definitivamente.
Los democristianos más derechistas concurren a las próximas elecciones como Centro Cristiano Democrático (CCD), aliado con Silvio Berlusconi, mientras que el grueso de la izquierda ex democristiana, junto a otro sector de derecha afín a Juan Pablo II, integra el centro como Partido Popular Italiano (PPI).
Una cierta inclinación hacia este centro ex democristiano sí puede deducirse de la intervención de Ruini el pasado lunes.
El Papa, durante su homilía de ayer, se limitó a alabar la cultura cristiana y a pedir que los italianos "sepan expresarla en su vida presente, individual, familiar y social, en la economía y en la política".
Por otra parte, la prensa italiana se hacía eco ayer de un supuesto plan de la Mafia para asesinar al juez Antonio Di Pietro y a su colega de Mesina, Angelo Giorgianni, porque los dos magistrados han colaborado para bloquear obras públicas en Sicilia por valor de varios miles de millones de pesetas. Según las mismas informaciones, la Mafia ha pagado ya 500 millones de liras (unos 40 millones de pesetas) para que se realice el atentado.
La noticia, revelada tras la localización, el lunes, de una falsa bomba en el Palacio de Justicia mesinés, coincide con el anuncio por Silvio Berlusconi de que él también ha recibido amenazas y con la denuncia por parte del líder del Partido Democrático de Izquierda (PDS), Achille Occhetto, de otras amenazas mafiosas contra los alcaldes sicilianos e su partido.
Un juez instructor de Milán desestimó ayer la petición de detención de seis directivos de Fininvest, el grupo de Silvio Berlusconi, presuntamente implicados en la creación de dinero negro con la ayuda de facturas falsas. La noticia sobre esta petición de detenciones suscitó, la semana pasada, un duro ataque contra los jueces por parte de Berlusconi, propietario de Fininvest, que afirmó que un magistrado concreto le perseguía por motivos políticos. El juez que ha denegado las detenciones estima que no son necesarias tras la revelación ilegal de los nombres de los investigados por una emisora televisiva de Fininvest, a pesar de que considera que el caso presenta indicios serios de delito.
