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El Gobierno chino y los hombres de negocios de EE UU ponen a Warren Christopher entre la espada y la pared

El secretario de Estado norteamericano, Warren Christopher, fue puesto ayer, durante su segundo día de estancia oficial en Pekín, entre la espada y la pared. De una parte, el presidente chino, Jiang Zemin, le advirtió contra su preocupación por "un puñado de gente que intenta derrocar al Gobierno chino y minar la estabilidad" del país. De otro, los hombres de negocios norteamericanos protestaron vivamente contra la conexión establecida por la Casa Blanca entre el comercio y el respeto a los derechos humanos en China.Christopher, que fue invitado a un desayuno en la Cámara de Comercio norteamericana en China, tuvo que ponerse a la defensiva frente a los ataques de los comerciantes, que temen que la amenaza estadounidense de quitar a China la cláusula de nación más favorecida (MFN) puede llevarles a la ruina. Christopher aseguró que la política exterior norteamericana no puede guiarse exclusivamente por intereses económicos y defendió la decisión del presidente Bill Clinton de ligar la renovación de la MFN a la mejora de los derechos humanos en China.

Pero esta vez el Gobierno de Pekín parece decidido a plantar cara a Washington. El portavoz del Ministerio de Exteriores, Wu Jianmin, destacó que si en julio no se renueva el MFN no habrá comercio bilateral, y que en ese caso el más perjudicado será Estados Unidos. Wu insistió en que China no está dispuesta a hacer la más mínima concesión en lo que considera una "injerencia en sus asuntos internos", y que si la Casa Blanca sigue adelante con su política los efectos negativos de ésta serán "cinco veces mayores" en Estados Unidos.

"Más de 167.000 puestos de trabajo norteamericanos en alta tecnología y la competitividad de los productos estadounidenses en China dependen de la concesión incondicional de la MFN", señala el comunicado entregado a Christopher por la Cámara de Comercio norteamericana.

Según las cifras chinas, que no tienen en cuenta la reexportación ni la reimportación a través de Hong Kong, el comercio bilateral chino-norteamericano en 1992 alcanzó los 27.700 millones de dólares, de los que unos 18.000 millones corresponden a exportaciones chinas.

Auténtico pulso

La visita de Christopher ha marcado un auténtico pulso entre Pekín y Washington. Hasta ahora, cuando un político norteamericano se disponía a viajar a China, el Gobierno de Li Peng solía poner en libertad a algún disidente para mejorar el clima de las conversaciones. Sin embargo, esta vez ha sido al contrario: cinco conocidos disidentes han sido encarcelados, dos de ellos el día antes de la llegada del secretario de Estado y los tres restantes en su primer día de estancia oficial en China. En otro gesto de insólita dureza ante Washington, la policía china detuvo durante horas a dos periodistas norteamericanos y a otros dos europeos.

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Funcionarios chinos han hecho notar a la delegación de Christopher que se encuentran a la espera de la llegada, el sábado, del primer ministro japonés, Morihiro Hosokawa. Japón es el principal socio comercial de China -39.000 millones de dólares en 1992- y mantiene con este país unas excelentes relaciones que se basan en no hacer la más mínima referencia a la política interior china ni a su actitud frente a los derechos humanos.

Christopher, que ayer se entrevistó también con el primer ministro, Li Peng, y con su homólogo chino, Qian Qichen, declaró que "aún no se ha tomado una decisión definitiva" sobre la renovación de la cláusula de nación más favorecida a China.

Estados Unidos y China establecieron relaciones diplomáticas en 1979, y han sufrido varios altibajos en éstas desde entonces.

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