_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Lo que no es prótesis es plagio

Juan José Millás

El IV Foro Internacional de las Ciencias Ocultas, que se clausura hoy en el mercado Puerta de Toledo, ha pasado sin pena ni gloria por Madrid. Eso les sucede por clausurarlo el día 13, que da mala suerte, y por descansar el lunes, que no es el día del Señor. Además, invitaron a Paloma Gómez Borrero, que no tiene nada que ocultar: el único secreto que tenía era el de la pasta italiana y nos lo contó hace años en un libro. No se puede mezclar la pasta italiana con monseñor Milingo sin que salga de todo ello una ensalada incomestible. O sea, que si metes en el mismo bote a la Gómez Borrero y al tal Milingo y los vendes juntos en un mercado, lo más probable es que te dé un ataque de botulismo que te deje sin respiración, porque eso es lo que hace el agente patógeno de esta enfermedad: cortarte la respiración. Lo que pasa es que yo, si quiero provocarme una parálisis como Dios manda de los músculos respiratorios, prefiero ir a DIA, que lo tengo más cerca que el Puerta de Toledo.Pero vamos a ver, ¿cómo se puede hacer un foro internacional de ciencias ocultas en un mercado para turistas? Si es que se está perdiendo todo. Además, a la gente no le interesa ya lo que sucede después de la muerte; la gente quiere saber qué pasa después del desayuno, o sea, si lo van a despedir de la empresa para poner en su puesto a un aprendiz, o si va a encontrar en el Segunda Mano un trabajo de los de verdad. Pues nada, sobre estos temas tan oscuros no ha habido una sola ponencia. En cuanto a la sanación, que está de moda, la gente lo arregla ya todo con la imanterapia, que te la sirven por correo.

Y no es que a mí no me interesen las ciencias ocultas, de verdad, pero me interesan en tanto en cuanto puedo acercarme a ellas con cierta clandestinidad o, por lo menos, en un lugar más adecuado que el que han ido a escoger para hablar de san Malaquías: un restaurante chino, por ejemplo. Los chinos sí que saben de ocultismo, por eso no estaban en el Puerta de Toledo, porque son los únicos que tienen algo que ocultar. De hecho, han invadido Madrid de manera invisible, y lo peor es que se han traído con ellos a la China. Los chinos viajan siempre con su país a cuesta, y si no lo vemos es porque se trata de un país invisible. Además, los chinos cambian de forma todo el rato, porque han comprendido que el cuerpo es una prótesis que debe estar al servicio del individuo, y no al revés: cuando la policía interroga a un chino, no sabe si está hablando con un hombre o con una mujer, con un chino vivo o un chino muerto, porque cambian de cuerpo con una agilidad pasmosa. Para decir la verdad, ni siquiera sabe si está hablando con un chino, ya que, según la información de Jan Martínez Ahrens aparecida en este periódico, ahora se hacen pasar por nativos indios al cruzar la frontera.

Lo del cuerpo como prótesis, por cierto, no es ninguna tontería: por los mismos días en que se celebraba el congreso éste de las ciencias ocultas saltó una noticia científica según la cual el origen de la vida es extraterrestre. Parece que hemos llegado aquí en estado de congelación, lo que explicaría que no nos sintamos en la Tierra como en casa. O sea, que los atardeceres nos gustan, sí, pero nos desasosiegan también, porque quizá nos recuerdan el mundo del que procedemos, donde sin duda no necesitábamos el cuerpo para sobrevivir. Por eso digo que lo más importante de este descubrimiento científico sea la conclusión de que el cuerpo es una prótesis (todo lo que no es prótesis es plagio), y como tal hay que tratarlo. Y eso los únicos que lo hacen de cine son los chinos, que cambian de cuerpo como de camisa. O sea, que para congreso de ciencias ocultas el de la realidad, el de la calle, como siempre.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Juan José Millás
Escritor y periodista (1946). Su obra, traducida a 25 idiomas, ha obtenido, entre otros, el Premio Nadal, el Planeta y el Nacional de Narrativa, además del Miguel Delibes de periodismo. Destacan sus novelas El desorden de tu nombre, El mundo o Que nadie duerma. Colaborador de diversos medios escritos y del programa A vivir, de la Cadena SER.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_