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El Gobierno español confía en alcanzar el martes un acuerdo pesquero con Noruega

El Gobierno dio a entender ayer que el próximo martes podrá alcanzar con Noruega un acuerdo pesquero que permita su ingreso en la Unión Europea (UE), pero no vislumbra, en cambio, ningún compromiso sobre las adaptaciones institucionales. En nombre del Ejecutivo, el secretario de Estado, Carlos Westendorp, dio cuenta de la posición española sobre la ampliación de la UE a la Comisión mixta Congreso-Senado para la Comunidad Europea y recibió el apoyo de todas las fuerzas parlamentarias, incluidas las de oposición.

Noruega hizo a principios de semana "aproximaciones en pesca" que colocan a la negociación para su incorporación, que se reanudará el martes en Bruselas, "en mejores vías por no decir en vías de solución", declaró Westendorp. Los expertos españoles están sopesando esas propuestas a las que se añaden ofertas de la Comisión Europea.El segundo problema para España en la recta final de la negociación de adhesión de Suecia, Finlandia, Austria y Noruega es que el ingreso de nuevos miembros, con una finanzas públicas saneadas y muy poca inflación, no debe alterar las condiciones de acceso a la tercera fase de la Unión Económica y Monetaria en 1997 o 1999.

Para reducir el riesgo de que España quede descolgada del pelotón de cabeza comunitario Westendorp confía en obtener, no ya una exclusión jurídicamente vinculante de los nuevos socios, pero, por lo menos, una declaración política en la que los Estados miembros se comprometan a no tomar en cuenta a los recién llegados en el cálculo de la mayoría necesaria para pasar a la fase de creación del banco central y de la moneda única.

El mayor obstáculo para la diplomacia española es, sin embargo, la minoría de bloqueo que todos los países miembros excepto dos -España y el Reino Unido- pretenden aumentar, tras la ampliación, de 23 a 27 votos para no dificultar así la toma de decisiones en el Consejo de Ministros. Sobre este asunto Westendorp no es nada optimista.

El secretario de Estado hizo hincapié en que, a pesar de las apariencias, la postura española difiere de la británica. Aseguró estar dispuesto a renunciar a defender una minoría de bloqueo de 23 votos a menos que no la conformen dos países grandes y uno pequeño.

Ceder equivaldría a reconocer, prosiguió, "que los votos de unos ciudadanos valen más que los de otros por el hecho de que los primeros viven en países poco poblados". Aludió así a la sobrerepresentación en el Consejo de Ministros de los países pequeños en detrimento de los grandes. "Estamos avanzando la que será la posición española en la conferencia intergubernamental de 1996 encargada de reformar las instituciones comunitarias".

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Al margen de estos argumentos España teme, aunque Westendorp, no lo dijo explícitamente, que en una Unión ampliada hacia el norte los países mediterráneos acaben siendo "sistematicamente violados" por sus socios septentrionales. Si prosperase su propuesta bastaría con sus votos, los de Italia y los de Grecia para impedir la toma de una decisión que sea adversa a los meridionales.

Uno tras otro, los portavoces de los grupos parlamentarios manifestaron su respaldo al Gobierno. El primero en hacerlo fue Joaquim Molins, de Convergéncia i Unió. Recordó que el asunto de la minoría de bloqueo "no estaba siendo bien explicado", pero que gracias a Westendorp lo acababa de entender y se comprometió "a intentar ayudar a que esa explicación se difunda".

"No es razonable que una mayoría pueda imponerse a una rninoría", añadió a continuación Narcís Vázquez, de Izquierda Unida. No por ser la última en tomar la palabra la representante del Partido Popular, Isabel Tocino, fue menos apasionada a la hora de expresar su "total y absoluto apoyo a la firmeza con la que el Gobierno defiende los intereses nacionales".

Hubo, por una vez, tanta unanimidad que el presidente de la Comisión, el popular Marcelino Oreja, se creyó en la obligación de salirse de su tradicional papel de moderador y quiso poner el colofón a la reunión. Concluyó solemnemente que el "respaldo de los grupos parlamentarios no es sólo en defensa de los intereses españoles, sino de los comunitarios".

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