Fondos, fraudes y espías

Los países democráticos occidentales siguen la práctica de mantener fondos reservados con destino a determinadas actividades, generalmente a la lucha antiterrorista y a los servicios de inteligencia. Los fondos son utilizados discrecionalmente y en secreto, pero bajo control de los parlamentos o los tribunales de cuentas.En el Reino Unido son el MI5 y el MI6, los servicios de espionaje y contraespionaje interior y exterior (dependen del Foreign Office o Ministerio de Asuntos Exteriores), quienes disponen de fondos secretos. Los abusos que se han producido en alguna ocasión han tenido como consecuencia que la Cámara de los Comunes estudie un proyecto de ley para hacer un seguimiento más estrecho del destino que se da a esos fondos.

En Francia, el primer ministro dispone de una cantidad asignada por el Parlamento de cuyo uso no tiene que responder ante nadie. Se trata de los famosos "fondos especiales". En 1993, esa cantidad, votada dentro de los presupuestos del Estado, ascendió a 51 millones de francos (unos 1.275 millones de pesetas). Pero existen otros fondos especiales o secretos, en este caso a disposición del conjunto del Gobierno, cuyo monto en 1993 fue de 409 millones de francos (unos 9.800 millones de pesetas). Los fondos de Interior están sujetos a la fiscalización del Tribunal de Cuentas y del Parlamento.

En Alemania, los fondos reservados figuran en las partidas de gastos corrientes en los presupuestos de distintos departamentos ministeriales. La Cancillería Federal y los ministerios del Interior, Defensa y Exteriores tienen asignados presupuestos para "gastos privados". La utilización de esos fondos ha estado exenta de polémica por su control parlamentario, en comisión secreta, y la tutela del Tribunal de Cuentas. Por la naturaleza secreta de este tipo de gastos, cuando el Tribunal de Cuentas quiere examinar su utilización no recurre a sus funcionarios. La inspección corre a cargo del presidente del tribunal. Esta fiscalización afecta incluso a los servicios de espionaje.

En Italia, los fondos reservados son tema de uno los mayores escándalos actuales. La magistratura de Roma investiga desde hace meses un presunto fraude basado en hechos idénticos a los descubiertos en España, y las ramificaciones del caso han llegado a cuatro ministros del Interior de la pasada década entre los que se encuentra el actual titular de la cartera, Nicola Mancino, y el presidente de la República, Oscar Luigi Scalfaro. También el jefe de la policía, Vincenzo Parisi.

La responsabilidad sobre el manejo de los fondos la ha tenido tradicionalmente en Italia el ministro de Interior, aunque el responsable último es el presidente del Gobierno, cabeza también del CESIS, organismo que coordina tanto los servicios de espionaje como de contraespionaje. Responde también ante la Justicia si surgen indicios de malversación, como cualquier implicado.

En EE UU, los fondos secretos son utilizados por la CIA, el FBI y demás servicios de seguridad del Estado (Ejército, policía presidencial, etcétera). La cuantía de los fondos no se conoce, aunque a veces se especula sobre ello en la prensa. Los fondos son aprobados por el Congreso de EE UU. La cuantía y destino sólo lo saben los senadores y miembros de la Cámara de Representantes, que son debidamente informados, pero todos ellos mantienen el más riguroso secreto. No se ha producido ningún conflicto sobre desviación de los fondos. El control es especialmente riguroso en todos los casos.