Los peligros de la escoba
"Somos el primer grupo de la tercera generación del pop español que vuelve", dejó bien claro Fernando Márquez, cantante y compositor de La Mode, antes de su recital, apuntalando el sentido de regreso.La reaparición de Fernando Márquez, Mario Gil y Antonio Zancajo, el trío original de La Mode, 10 años después de su separación -Márquez abandonó en 1984 por enfermedad y el grupo siguió sin él-, significó una noche de sentimientos diversos. Los reencuentros suelen situar muchos elementos en juego, y si entra la nostalgia, el juego puede ser peligroso cuando el recuerdo original se ha vivido con intensidad.
Para que no hubiese dudas, La Mode comenzó su reaparición con la primera canción de su primer elepé (Wild puppets) y continuó con la segunda (Cita en Hawaii). Sobre el escenario, Antonio Zancajo a su guitarra; Mario Gil hacía peligrar la estabilidad de sus torres de teclados con sus movimientos, y Fernando Márquez lanzaba peroratas entre cada canción, interpretadas con su voz sin especial carisma. Un carisma que sí tienen sus canciones, y sonaron casi todas.
La Mode
Fernando Márquez, El Zurdo (voz), Mario Gil (teclados, coros), Antonio Zancajo (guitarra, coros). Sala Revólver. Madrid, 10 de marzo.
Y carisma fue la palabra que Márquez utilizó para recordar a Yayo Aparicio -productor y amigo, fallecido en accidente hace 10 años- a quien dedicó Panorama. A Eduardo Haro Ibars cantó Carolina, una canción de Paraíso, después de haber alcanzado el máximo desmadre con El único juego en la ciudad, la participación del público en Aquella canción de Roxy, y de enfocar la recta final de su actuación con la magnífica La cólera y El eterno femenino. La puntilla llegó con Para ti, canción elegida por encuesta como la segunda más emblemática de la movida (tras Chica de ayer), y que es de las más blandas de un repertorio que mejora cuando se endurece.
Repertorio largo, recital extenso, concentración en escena, buen espíritu musical y, a pesar de la reiteración en los arreglos -riesgo de sostener casi todo con teclados-, un resultado que aguantó bien el tirón de la nostalgia. Las buenas canciones no celebran cumpleaños y muchas de las de La Mode están en la historia del pop español por su excelente construcción y una ingenuidad que esconde ácidas cargas de profundidad. La resaca llega cuando lo musical apenas difiere -una nueva energía, eso sí-, de lo ofrecido hace 10 años. ¿Fidelidad a los orígenes? ¿Rentabilización de la nostalgia? ¿Estancamiento musical? ¿Imposibilidad de mejorar las primeras versiones? Si algo se puede esperar de la vuelta de la tercera generación del pop es que mejoren los regresos de sus mayores. Porque para recuperaciones tal cual, ya volvieron Los Sirex con Si yo tuviera una escoba.
Babelia
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