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Crítica:POP
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Quiero saber y no olvidar

Casi 25 años lleva Spyro Gyra en el tinglado del jazz fusión. El grupo de Buffalo (Nueva York) ha grabado 16 discos y nadie puede llevarse a engaño sobre su propuesta: corrección instrumental, buen desarrollo de las improvisaciones y un trabajo en conjunto algo neutro. El individuo por encima del colectivo.Beckenstein, Samuels, Fernández, Schumann, Ambush y Rosemblatt pertenecen a esa generación de músicos norteamericanos o asimilados (Julio Fernández es un cubano pintón) salidos de una escuela en la que reina el dominio técnico de la música. ¿Fue John Coltrane quien dijo que hay que saberlo todo para olvidarlo después y crear algo nuevo? Spyro Gyra sabe mucho, pero ha olvidado menos.

Spyro Gyra

Jay Beckenstein (saxos), Dave Samuels (marimba, vibráfono, percusión), Julio Fernández (guitarra), Tom Schumann (teclados), Scott Ambush (bajo), Joel Rosenblatt (batería). 1.000 personas. Precio: 2.500 pesetas. Teatro Monumental. Madrid, 9 de marzo.

Fusión, fusión y fusión. Jazz con rock, con pop, con salsa, con blues, con funk, con reggae, con bossanova y con lo que haga falta; o viceversa. Es la oferta de Spyro Gyra que, de tanto abarcar, aprieta más bien poco. Todo queda en un preciosismo de bajo calado; perfecto e inmaculado, pero sin garra. Música de ambiente, la definen algunos. Algo más es Spyro Gyra, especialmente si se observa su música como artesanía musical de profesionales competentes.

Afortunadamente, ahí están Dave Samuels -la amplitud de su registro con la marimba le hizo acercarse incluso a Steve Reich-, Julio Fernández -el habanero se metió hasta en terrenos del heavy y subió la temperatura de la noche con sus improvisaciones tan poco personales como efectivas-, Jay Beckenstein, Scott Ambush y Tom Schumann -correctos como siempre en la citada artesanía instrumental- y Joel Rosenblatt -un fallo en la programación de la máquina de ritmos deslució su solo-. El sexteto funcionó siempre con un engrase perfecto, destacando su acercamiento a los ritmos más calientes y negros, concretamente en la relación con el funk.

La actuación de Spyro Gyra en Madrid, ecuador de una gira que cerrarán en Granada (día 12) y Sevilla (día 13), confirmó que es un grupo que lo mismo vale para un roto que para un descosido. Para recordar a Gillespie o a Deep Purple. Y por encima de la innegable sabiduría técnica, quedó flotando -¿Fue John Coltrane quien dijo ... ?- un problema de semántica musical: cada uno conjuga como quiere, o puede, los verbos saber y olvidar.

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