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La temporada empieza sin previsiones de renovación en figuras y ganaderías

El desarrollo de la fiesta dependerá de la actitud de la autoridad ante el fraude

La temporada taurina empieza -desde ayer con la feria de Castellón y el viernes con la de Fallas- sin ninguna perspectiva de renovación: las mismas figuras mandan en la fiesta y seguirán lidiando toros de las mismas ganaderías, mientras la mayoría de los toreros continuarán sin tener oportunidades de alcanzar los altos puestos del escalafón y numerosos ganaderos seguirán marginados sin posibilidad de lidiar sus reses en las ferias importantes.

Un grupo reducido de empresarios controla las más importantes plazas (ver el cuadro adjunto, elaborado sobre datos que facilita Emilio Martínez) con lo cual dominan el negocio taurino en todo el país. Es una situación que dura ya muchas décadas y se refleja en el empobrecimiento artístico que viene padeciendo el espectáculo taurino. La temporada entera ya había sido programada antes de empezar y las figuras tienen hecho su calendario de actuaciones, que pueden llegar a ser centenarias. Su garantía estriba en las características del toro, que pertenecerá al club de ganaderías que llaman comerciales y saldrá despuntado e inválido, a menos que el Ministerio del Interior se proponga erradicar el fraude. Espartaco y Enrique Ponce son las figuras indiscutibles de la torería, seguidos de otros toreros de indudable cartel, como César Rincón, Or tega Cano y Joselito, y una baraja de diestros de calidad diversa que completan la estructura de las grandes ferias. Enrealidad siempre fue así en la historia del toreo: un par de diestros cimeros, con un grupo que aspira a quitarles el liderazgo. La diferencia con el tiempo presente consiste, sin embargo, en que esa hegemonía se dilucidaba mediante una dura competencia en los ruedos y frente al toro, cuya integridad daba la medida de la técnica y la valentía de cada diestro. Con el toro desmochado e inválido que es habitual ahora, en cambio, todos los toreros se atreven, todos son capaces de dominarlo, y cuando alguno alcanza los primeros puestos del escalafón, su estrategia consiste en marginar al resto de los espacias. La invalidez y la sospecha de afeitado de los toros alcanzó caracteres de auténtico escándalo durante la temporada 1993, pese a lo cual no llegó a medio centenar el número de expedientes abiertos a ganaderos por presunta manipulación de las astas, según datos de Interior. Evidentemente los casos de afeitado fueron muchos más, si bien no se detectaron por la aplicación del reglamento taurino, cuyas disparatadas normas posibilitan la impunidad en la comisión del fraude.

El Subsecretario de Interior manifestó recientemente el propósito del departamento de acabar con el afeitado, para lo cual extremará la vigilancia en los reconocimientos y en el envío de astas sospechosas al laboratorio. Y en lo referente a la invalidez del, ganado, anunció la publicación de unas normas para el análisis de vísceras, con lo cual se podrá saber si los toros se lidian drogados o padecen alguna enfermedad que la ciencia veterinaria ha sido incapaz de detectar. Si esta nueva normativa se cumple, supondrá la recuperación del toro de lidia, lo cual habrá de producir, a su vez, una auténtica revolución en el toreo. Pues con el toro íntegro en el ruedo se podrá comprobar la capacidad real de los diestros, propiciando no sólo el relevo de algunas figuras sino un vuelco completo del escalafón.

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