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Hassan II intenta evitar la promulgación de los estatutos de autonomía de Ceuta y Melilla

El Gobierno rehusó ayer pronunciarse sobre las declaraciones del rey Hassan II de Marruecos en las que reivindica nuevamente Ceuta y Melilla, pero en círculos de la Presidencia del Gobierno y del Ministerio de Asuntos Exteriores se explica su iniciativa por dos motivos: el anunciado compromiso de dotar a ambas ciudades de estatuto de autonomía y el próximo debate en el Consejo de Seguridad de la ONU sobre el Sáhara occidental.

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El rey de Marruecos exige una solución inmediata

En el tradicional discurso anual de conmemoración de su acceso al trono -el jueves hizo 33 años-, el soberano marroquí advirtió que la solución para Ceuta y Melilla "ya no puede ser retrasada inás". "Esperamos que nuestra oferta sea acogida favorablemente y se ponga así fin a una situación totalmente anacrónica", añadió.El ministro de la Presidencia, Alfredo Pérez Rubalcaba, manifestó ayer, durante la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, que el Gobierno no ha modificado su posición sobre esta cuestión. Pérez Rubalcaba no dijo nada más. El Ejecutivo mantiene, no obstante, el compromiso de dotar a Ceuta y Melilla de sendos estatutos antes de que finalice la legislatura.

Tal iniciativa figura en el programa con el que se presentó el PSOE a las elecciones legislativas en junio pasado, y el propio presidente del Gobierno, Felipe González, reiteró el compromiso ante el Parlamento en el debate de investdura posterior a los comicios. Desde entonces, el Gobierno mantiene negociaciones con el Partido Popular.

El embajador marroquí en España, Ali Benbouchta, sigue de cerca esa negociación y ha mantenido varias reuniones con el ministro para las Administraciones Públicas, Jerónimo Saavedra. También se ha entrevistado recientemente con el presidente del PP, José María Aznar.

Las conversaciones entre el Gobierno y PP avanzan con muchas dificultades, sobre todo por la posición de los populares melillenses, que pretenden dotar a ambas plazas de estatutos de autonomía con los mismos derechos que las 17 comunidades autónomas españolas. Si la posición del PP melillense prosperase, Ceuta y Melilla se integrarían en el Comité de las Regiones de Europa, además de disponer de estatutos de autonomía en los que estaría estampada la firma del rey Juan Carlos. Ésta es una de las preocupaciones marroquíes. Rabat teme que los estatutos consoliden la vinculación de las plazas de soberanía con España y con la Unión Europea.

El Ministerio para las Administraciones Públicas discrepa de los populares melillenses. Sigue defendiendo que los estatutos de Ceuta y Melilla sean una especie de carta municipal especial, pero no está dispuesto a equipararlas con ninguna comunidad autónoma española.

El PP tuvo ayer menos reparos en reaccionar que el Gobierno. Su portavoz en la comisión de Asuntos Exteriores, Javier Rupérez, pidió al Ejecutivo "mucha firmeza" en la respuesta a las veladas "amenazas" que formuló Hassan sobre las plazas de soberanía. Insistió en que había que recordar al monarca "una vez más, cuáles son los términos constitucionales en que entendemos la integridad territorial de España".

En el entorno del ministro de Asuntos Exteriores, Javier Solana, se sospecha que la iniciativa del soberano marroquí obedece, además, al deseo de conseguir que España adopte una postura conciliadora con los intereses marroquíes en el Consejo de Seguridad de la ONU, al que el secretario general de la organización, Butros Gali, remitirá en breve un importante informe dando cuenta de sus dificultades para organizar un referéndum en el Sáhara Occidental y proponiendo soluciones para organizarlo.

En la elaboración de la anterior resolución de la ONU sobre el Sáhara, en marzo de 1993, la diplomacia española pasó algunos apuros, desgarrada entre el deseo de sacar adelante un texto ecuánime y la voluntad de evitar tensiones con Rabat.

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