El Kremlin trata de quitar hierro al escándalo
El escándalo en tomo a los esposos Ames, acusados de espiar a favor del Kremlin en EE UU, ha causado sorpresa y preocupación en Rusia, que trata de desdramatizar el asunto. "No sería apropiado hacer de esta historia un escándalo político, porque el espionaje, incluso en este mundo en cambio, continúa siendo espionaje con sus métodos e intereses específicos", señaló en un comentario la agencia oficial Tass.La principal agencia de noticias rusa subraya, además, que "la dirección de EE UU y otros países occidentales, en numerosas ocasiones, han confirmado que no piensan detener sus actividades de espionaje con respecto a Rusia".
El funcionario de Exteriores dijo estar asombrado de que los norteamericanos hubieran sacado a la luz el caso. "Es evidente que las relaciones de socios que se han establecido entre Moscú y Washington no significan el cese de recolección de información. En EE UU trabajan nuestros agentes, y en Rusia, agentes suyos, y esto es nomial", señaló el diplomático.
Moscú, si quisiera, podría revelar los nombres de diplomáticos norteamericanos que trabajan para la CIA y de algunos rusos que colaboran con ella. "Pero no lo hacemos, como hasta ahora no lo hacían los norteamericanos. No entiendo para qué necesitan ensombrecer las relaciones con Rusia", dijo el anónimo interlocutor de Interfax.
El embajador de EE UU en Moscú, Thornas Pickering, entregó ayer una protesta formal al viceministro de Exteriores, Sérguéi Lavrov.
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