Caballero azul

Willy de Ville, un rockero que durante muchos años ha sido miembro de los calificados artistas de culto, abarrotó anoche la sala Aqualung en el primer concierto de los dos que ofrecerá en Madrid.Como bagaje trae un rock de tintes sureños con el blues como base definitoria, a lo que hay que añadir la personalidad glamourosa de un esteta que demuestra sus predilecciones casi a primera vista.

Vestido con un traje azul que destelleaba ante la mirada de los focos y su característica camisa con chorreras, este cantante con imagen de leyenda cinematográfica ofreció su música cálida ante un ardiente público.

En 1977 Willy de Ville formó una banda llamada Mink de Ville con la que grabó su primer trabajo, Cabretta; ahora que ha despertado, ya en solitario, la atención masiva del público, la lealtad hacia su música sigue indemne, algo que volvió a demostrar en su recital.

Música dulce

Completamente llena la pista de la sala casi era imposible distinguir a la banda entre las cabezas, pero aun así la música dulce, suave unas veces, cadenciosa y romántica, otras enérgica y rítmica, llegó a los rincones e incitó a bailar.Nueva Orleans, ciudad que con su espíritu ha impregnado los discos de Willy de Ville de esa decadente sencillez, acompañó en la noche al músico neoyorquino. El cantante tocó diferentes guitarras y utilizó el cuello de botella para atrastar con su sonido a los efectivos y discretos músicos que le acompañaban sobre el escenario.

La voz ronca y ahogada de Willy de Wille se perdía en los pasajes más duros de algunos de sus temas y a veces se rompía en las dulzuras musicales, pero finalmente el inconfundible timbre de su garganta superó las pasajeras carencias. Willy de Wille es un dandy del rock, un elegante caballero del blues.