ROM
A las siglas que usted tendrá que franquear en su inmediata vida futura (PSV, EZLN, CGA, PC, SCUM) viene a sumarse, después de su brillante presentación en el MILIA de Cannes, el nuevo CD en su modalidad ROM, un producto interactivo (¿IA?) que va a ampliar el horizonte de la lectura.Los editores se muestran cautos (casi siempre lo hacen, sobre todo a la hora de anticipar los beneficios). El avance tecnológico, nos dicen, afectará a guías, diccionarios y demás útiles del saber, pero en Cannes se ha visto a un escritor jugar a las cocinas con la ficción. En concreto, jugar a una novela interactiva de misterio en la que el lector de pantalla podía pedir pistas, sugerir sospechosos, evitar crímenes, adivinar antes, si era un informático formado, el asesino.
Tras ver color en el blanco y negro y oír el cine mudo, el campo abierto al libro electrónico es electrizante. Estamos en la fase experimental, pero el CD-ROM de la revista Penthouse, el HIT de Cannes, ya permitía desnudar a tu ritmo y explorar con minucia el cuerpo de la chica del desplegable. Así se abre apetito, pero el menú en la mesa de mezclas es largo y nada estrecho.
Los clásicos a veces son taciturnos, y hay que prever que en un tiempo más jovial los lectores hiperactivos pasen a la interacción. Recobrar el tiempo perdido por el moroso de Proust sin tener que llegar al tomo séptimo, una Montaña mágica de gente sana y un Hombre nuevo de Musil con cualidades son programas para el optimista; el fan de la justicia poética jugará a reimplantarle a Tristana la pierna que Galdós le cortó y darle a José K. ese Proceso claro y motivado que Kafka le negó. Una Metamorfosis para las ratas de biblioteca. Y entonces llega el virus a nuestro ordenador.
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