Televisión disfrazada de cine

Dentro de su ciclo de novelas en torno a Viajes extraordinarios, el francés Julio Verne (1828-1905) publica en la última parte del siglo XIX Viaje al centro de la Tierra, una de sus mejores, más conocidas y significativas obras No tarda en ser adaptada por un cinematógrafo que nace poco después, en 1896, gracias a la imaginación desbordante del primitivo Georges Méliés, pero a lo largo de los años sigue siendo punto de inspiración de varios cineastas.La mejor de sus versiones cinematográficas es la escrita y producida por Charles Brackett en 1959 para 20th Century Fox, dirigida por Henry Levin, protagonizada por James Mason, Arlene Dalil y Pat Boone. Sin olvidar la más que discutible con la que debuta el valenciano Juan Piquer como realizador en 1977, protagonizada por Kenneth More e Yvonne Santis y Pep Munné.

Al cabo de los años, el canadiense William Dear, en su calidad de coproductor y director, vuelve a la obra de Jules Verne para hacer una nueva versión, quizá más acorde con las nuevas tecnologías, pero tan fantástica o más que el original. Las principales diferencias estriban en que los siete arriesgados exploradores se dirigen hacia el interior de la Tierra en una especie de enorme bala y a través de un volcán en erupción, en lugar de hacerlo andando y por un volcán apagado, pero al llegar a su objetivo se encuentran igualmente con una extraña civilización y unos misteriosos seres.

Narrada con un espíritu cercano a las producciones de serie B, es decir, actores desconocidos, rodaje rápido en decorados construidos en estudios y una cierta imaginación, Viaje al corazón de la Tierra produce un cierto desconcierto cuando a los escasos 90 minutos finaliza abruptamente, sin resolverse ninguno de los problemas de los protagonistas. La explicación es clara: en contra de lo que indican la publicidad y los títulos de crédito, no se trata de una película, sino del episodio piloto de una serie de televisión que por misterios de la distribución pasa antes por las pantallas de los cines de ciertos países, que admiten sin condiciones todo tipo de material con tal de que sea norteamericano.

A pesar de haber colaborado estrechamente con Steven Spielberg, sobre todo en su serie de televisión Cuentos asombrosos, el trabajo de William Dear se sitúa en las antípodas de la concepción de la ficción científica, a base de sofisticados efectos especiales. En Viaje al corazón de la Tierra se apoya en trucos más cercanos al espíritu de Julio Verne, del mismísimo de Georges Méliés, y ésa es su máxima virtud.