Carlos Menem plantea a Felipe González la venta de Aerolíneas a un tercero
El Gobierno argentino ha propuesto al español la venta a un tercero, "si fuera el caso", de Aerolíneas Argentinas, según se refleja en la carta enviada por Carlos Menem a Felipe González. En esta misiva -respuesta a la que González mandó a Menem el pasado 29 de noviembre-, el presidente argentino subraya la imposibilidad de su país para suscribir el aumento de capital que, por 450 millones de dólares, propone Iberia en Aerolíneas.
La carta anuncia también el decreto que permite, excepcionalmente, que haya mayoría de capital extranjero en Aerolíneas, participada en un 30% por Iberia, en un 19% por los bancos españoles Central Hispano y Banesto y en un 43% por el Estado argentino.Carlos Menem adelanta a Felipe González "nuestra disposición" a que "un banco internacional de primera línea" intermedie en la venta de "la totalidad de los activos de la empresa". La venta zanjaría los problemas existentes entre el Gobierno argentino y el español por el conflicto de Aerolíneas y permitiría, según Menem, "reembolsar el pasivo hasta su concurrencia, respetando los privilegios correspondientes y distribuir el remanente, si lo hubiera". Iberia ha declarado que ha desembolsado 1.000 millones de dólares en Aerolíneas y que esta empresa le debe 600 millones de dólares. A la propuesta de ampliación se ha opuesto sistemáticamente el Gobierno argentino.
Felipe González tuvo conocimiento de la carta, enviada el 17 de enero, prácticamente al mismo tiempo que el decreto que permitía aumentar la participación extranjera en Aerolíneas era difundido por los medios de comunicación argentinos (véase EL PAÍS del 21 de enero). Fuentes oficiales del Ministerio de Industria español, cuyo titular, Juan Manuel Eguiagaray viajó en diciembre a Buenos Aires, precisaron a este periódico que se está analizando el decreto y que el problema fundamental "es la incertidumbre jurídica que puede suponer que una firma extranjera controle una companía de bandera de otro país". También fue consultada la Oficina del Portavoz del Gobierno para conocer la reacción de González a la carta de Menem. A la hora de cerrar la información no había dado su respuesta. El portavoz de Iberia, por su parte, ha subrayado que el decreto no supone que Iberia controle con garantías Aerolíneas.
La carta de Menem confirma más esas dudas. El presidente argentino asegura, al principio de la carta, que comparte "la preocupación por la situación de la empresa, que evidentemente opera en un sector que ha debido afrontar enormes dificultades en los últimos años, asumiendo los riesgos propios de la actividad empresarial". También agradece la participación española en el proceso de privatización de empresas argentinas, pero apostilla: "Sin embargo, cualquier muestra de debilidad o retroceso en esta profunda transformación podría tener resultados verdaderamente desastrosos para nuestro país".
Pérdidas compartidas
Antes, Menem se pregunta "Pero ¿qué hacer ante tu pedi-do?, ¿cómo responder a la solicitud de un aporte de capital en efectivo del Gobierno?, ¿cómo explicar que las utilidades [beneficios] de Telefónica les pertenecen [a España] y las pérdidas de Aerolíneas debemos compartirlas?". Y se responde: "La imposibilidad de suscribir el aumento de capital no debería ser obstáculo para encontrar una solución que minimice los perjuicios que la situación puede causarnos, a ustedes y a nosotros".
Esa solución, en principio, es la modificación, por decreto, del Código Aeronáutico, que permite la mayoría extranjera en el capítal de las empresas argentinas, con la única salvedad de estar canalizado a través de personas físicas o jurídicas domiciliadas en aquel país. "Hecha tal aclaración", dice Menem, "no existirían obstáculos para que inversores españoles o de cualquier otro país concurrieran a suscribir el aumento de capital que Iberia considera necesario para Aerolíneas Argentinas".
Ése es el problema. Iberia cree que el decreto deja la puerta abierta a posibles competidores y Menem echa leña al fuego cuando dice que no encontrar inversores extranjeros supondría que las relaciones del pasivo de la empresa con su patrimonio y su activo son inadecuadas". "En tal caso", insiste, "quedaría claro que la solución requiere una reorganización mucho más profunda de la empresa, que incluye reducir sus costos y reestructurar completamente el pasivo".
Opciones de doble filo
Iberia tiene de plazo hasta el 25 de febrero para contestar si quiere tomar la mayoría. Tres días después viene a España Carlos Menem. Tiene ante sí un arma de doble filo. Si acepta, puede encontrarse con otros socios no deseados en la empresa. Si no, dejaría en entredicho los 1.000 millones de dólares invertidos en esta aventura argentina, de los que Aerolíneas le debe 600 millones.De esa deuda podrán hablar Menem y González el 28 de febrero. Menem tendrá que desvelar si tras la propuesta de venta guarda una carta. Nadie se extrañaría de que surgiera un tapado en el momento en que España dijera que acepta vender. En fuentes de Iberia han recordado que American Airlines ha mostrado interés en entrar en Aerolíneas.
El encuentro estará precedido de casi tres años de enfrentamientos. El propio Juan Manuel Eguiagaray, ministro de Industria español, tuvo que viajar el pasado diciembre a Buenos Aires, de donde volvió con muy pocas esperanzas -y mucha decepción- de que se encontrase una solución aceptable para Aerolíneas Argentinas. Los responsables directos de Iberia, que van y vienen continuamente, tienen esa misma sensación desde hace meses. A estas alturas todos tenían muy claro que el Gobierno argentino no suscribiría la parte correspondiente (el 43%) a la ampliación propuesta por Iberia para sanear Aerolíneas.
No obstante, Menem ha brindado la oportunidad de que se acaben los quebraderos de cabeza: Iberia puede desprenderse de Aerolíneas de una forma acordada después de haber amenazado reiteradamente de que tenía intención de abandonar aquella empresa si el Gobierno argentino no atendía sus propuestas de ampliación. Pero Menem ofrece primero la posibilidad de que Iberia tome a mayoría total de Aerolíneas. Eso supondría un esfuerzo demasiado caro para Iberia, que necesita casi 150.000 millones de pesetas para sanear su casa y que ya se comprometió a desembolsar más de 21.000 millones por su 30%.
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