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La ausencia de destacadas estrellas no oscureció el homenaje al guitarrista Félix de Utrera

"Estoy retirado de la técnica, no del arte", dijo el músico

Francisco Peregil

Pocas cosas debe de haber tan cargadas de nervios como el camerino donde se va a celebrar un homenaje flamenco, y el del colegio mayor San Juan Evangelista se cargó a más no poder, a pesar de que del cartel donde se anunciaba el homenaje al guitarrista Félix de Utrera acabaron por caerse nombres tan importantes en el flamenco como son los de los guitarristas Serranito, Enrique de Melchor, Paco de Lucía y el cantaor Enrique Morente.

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Ceremonia de la solidaridad

Media hora antes del concursó una muchacha morena, falda larga, jersey y 27 años en bandolera, golpeaba el suelo del colegio mayor como si se helara de frío. Hablaba con sus amigos, se cruzaba de brazos, los volvía a soltar, se callaba, volvía a habar, pero en ningún momento dejaba de taconear. La gente la miraba y frente a los camerinos el ruido lo ocupaba todo. Tac, tac, tac, Manuela, la hija del homenajeado estaba tan, nerviosa como el padre. Y el padre se movía de un lado a otro, whisky con coca-cola en la mano, dando besos, agradeciendo, sonriendo y reconciliando. "¿Que tú quieres cantar antes que fulano?: no hay problema, hombre, no pasa nada. Que no te gusta ir detrás de mengano, pues tampoco pasa nada, hombre, a ver cómo lo arreglamos". Pero la hija seguía nerviosa. "Más que nada porque va a bailar también Antonio Canales, que baila estupendamente y yo la verdad estoy un poco así, cortada".

Apoteosis

Cuando salió Manuela la gente estalló en aplausos y al padre que la miraba de pies desde las primeras filas, a un lado del pasillo, le cabía en el pecho todo el salón de actos. Pero Manuela nada más acabar su actuación le advirtió a Antonio Canales que el escenario estaba muy resbaladizo, que se andara con ojo, y Canales le contestó que ya se echaría coca-cola en los tacones, técnica vieja donde las haya. "Es que estoy cansadísimo, de verdad", se excusaba Canales. "Vengo de posar con trajes de Luchino y Adolfo Domínguez y yo que sé quién más. Assí, assí, assí, de verdad, cansadísimo".Juanito Valderrama llegaba y las cámaras inmortalizaron el beso que le dio a Félix de Utrera en la mejilla. "Cómo iba a pensar yo que este hombre que lleva 60 años de artista, que ha cantado con los mejores maestros, iba a cantar al lado mío?".

Salió a hablar Félix, con su camisa blanca desabrochada y la chaqueta azul aguantando la barriga con un solo botón: "Yo soy un trabajador del arte, y estoy retirado ahora del arte, bueno del arte no, de la técnica de la guitarra (aplausos). Es obvio, que dicen los intelectuales (risas), yo lo aprendí de ellos. Si viniesen todos los artistas que se han ofrecido esto no sería un homenaje sino la maratón de Vallecas".

El propio homenajeado tuvo que callarse cuando en un acto de sinceridad espontánea elogió a viva voz al guitarrista Rafael Riqueni. "Vamos ya Rafael", le gritó, y en ese momento alguien del público, en su ignorancia, le llamó al orden, informa . Y cuando al guitarrista Juan Habichuela le dio por acariciar el instrumento se oyó: "Esa guitarra es un caramelo". Toda la noche lo fue.

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Sobre la firma

Francisco Peregil
Redactor de la sección Internacional. Comenzó en El País en 1989 y ha desempeñado coberturas en países como Venezuela, Haití, Libia, Irak y Afganistán. Ha sido corresponsal en Buenos Aires para Sudamérica y corresponsal para el Magreb. Es autor de las novelas 'Era tan bella', –mención especial del jurado del Premio Nadal en 2000– y 'Manuela'.

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