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"La competencia entre científicos es ridícula", dice el Nobel de Medicina Carleton Gajdusek

Concluye en Segovia el encuentro internacional Intercultura

Carleton Gajdusek, premio Nobel de Medicina en 1976, es un hombre que ha dedicado toda su vida a la ciencia, que ve cómo se desmorona su mundo porque en Estados Unidos los jóvenes no quieren dedicarse a la investigación básica y que odia a los medios de comunicación porque los ve dedicados al sensacionalismo. Apasionado y provocador, le gustan las frases rotundas: "La competencia entre científicos es ridícula", afirma. "Un científico nunca triunfa sobre otro científico", añade en Segovia, donde se cerró ayer el encuentro Intercultura organizado por la Fundación BBV.

Gajdusek está convencido de que a los buenos investigadores sólo les interesa competir con la naturaleza, para tratar de responder a las miles de preguntas que ésta plantea. "Lo normal", explica, "es que el buen científico haga un descubrimiento que abre una nueva área a la investigación; a él acuden otros y se abre un campo de competencia. Entonces los mejores dejan ese campo a los que vienen detrás"A partir de esta premisa, si grande es su convencimiento de que "el único contrincante de la gran ciencia es la naturaleza", mayor es su rencor hacia los medios de comunicación: "Sólo informan de competencia y desacuerdo", afirma.

"Si otro científico me rebate un a idea y me demuestra que la suya es mejor, la cojo y me la llevo a casa para profundizar en ella", explica para dejar claro que en ciencia es inútil el esquema de vencedores y vencidos. "Se hace un mal servicio a la ciencia cuando se habla de fracasos. El fracaso es normal. Yo llevo 40 años estudiando la diabetes y la esclerosis múltiple y sigo sin saber. No tengo que excusarme, de la misma manera que no me interesan los fracasos de los demás".

Horizonte de ignorancia

¿Cuándo se siente satisfecho con su trabajo? "Cuando a través de la observación llegamos poco a poco al descubrimiento", contesta. "Pero por muy complacido que uno se sienta con el descubrimiento, nunca se consigue que la ignorancia quede superada del todo".

Las palabras surgen de su garganta como un torrente, y en un momento dado precisa un poco más sobre su trabajo como jefe del laboratorio norteamericano de estudios del sistema nervioso central: "Descubrimos nuevos marcadores cada semana. Hemos aislado y clonado en el cromosoma 21 el gen de la proteína beta-A4 amiloide, implicada en la enfermedad de Alzheimer". "Ha revolucionado la investigación sobre demencia senil y Alzheimer y necesitaríamos muchas páginas para explicar la importancia del descubrimiento. Pero no es ni la curación, ni la prevención, ni la explicación total".

Llegado a este punto, Gajdusek recurre a otra de sus frases rotundas: "El descubrimiento supuso un progreso enorme, pero sobre todo ha abierto un nuevo horizonte de ignorancia", ha planteado innumerables nuevas preguntas.

Los científicos, en su opinión, lo único que hacen es "abrir puertas a la ignorancia". Si es así, ¿por qué investigar? "La manera divertida de responder", dice riendo, "es que la ciencia dejará de generar más ciencia cuando nos convirtamos en Dios". Ya en serio agrega: "Probablemente es la búsqueda. de la inmortalidad, no a través del descubrimiento, sino de la. comprensión total".

Gajdusek es un convencido de que la ciencia básica es neutral. "Decir que está guiada por el deseo altruista de aliviar los sufrimientos de la humanidad es una tontería". Pero la ciencia básica tampoco es algo negativo. "No conozco ni un sólo gran descubrimiento que no haya servido tanto para la destrucción como para aliviar el dolor", precisa.

Dedicarse a la ciencia es para Gajdusek como "ir a un monasterio". Porque los que optan por este trabajo no deben esperar aplausos ni dinero. Deben conformarse "con la satisfacción interior". En esas condiciones, el Nobel se lamenta de que los jóvenes norteamericanos, prefieran trabajar en la tecnología. "Yo intento transmitir mis ideas a mis hijos, pero el entorno no ayuda."

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