"No están locos"
Después de que declararan los dos guardias civiles heridos por -al parecer- Antonio Izquierdo cuando acudieron al lugar de los hechos, el tribunal citó al estrado a los peritos psiquiátricos de su parte, José Luis Durán y José Gómez Romero, que han examinado exhaustivamente a los acusados, realizando, junto con el psicólogo clínico Juan Carlos Sáez de la Torre, todo tipo de pruebas, llegando a la conclusión de que Emilio y Antonio Izquierdo sufren "alteración de la personalidad de carácter paranoide". "El fallecimiento de su madre", añadieron, propició "un comportamiento de tipo querulante y vengativo". Aseguraron que la inteligencia de los hermanos "está inalterada. El coeficiente era absolutamente normal, de 86. Y todo lo que es el plano de la conciencia, en absoluto se en cuentra alterado por el trastorno paranoide de personalidad. En realidad, ésta es una manera de desarrollarse y de estar en el mundo, tratando de agredir, de pedudicar. Sobre esta personalidad, que constituye terreno abonado, hay una vivencia (la muerte de la madre) que es vivida de forma muy traumática por estas personas y se convierte en una idea sobrevalorada (la venganza), que invade el campo psíquico del sujeto. En este sentido, estimamos que su capacidad volitiva podría estar disminuida".Con gran seguridad, los expertos convocados por la fiscalía afirmaron que "la capacidad volitiva estaría disminuida, pero no anulada", así como que el menor, Antonio, pese a que su cuadro psíquico presenta la especificidad de hallarse sometido a gran dependencia de Emilio, "podía rebelarse contra dicho dorninio". Es decir, que, pese a los esfuerzos del defensor -el joven y desganado Javier Luna Guerrero, nombrado de oficio- por tratar de demostrar, de una parte, la locura de Emilio, y de otra, la dependencia absoluta de Antonio a cargo de su hermano mayor.
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