"Sabía vender hielo a los esquimales"
Con Samuel Bronston llegó a España el Hollywood de los mejores tiempos y el destello de sus estrellas. El productor y distribuidor español Enrique Herreros, uno de los personajes históricos del cine español, empezó a trabajar con él en 1961, cuando fue contratado para distribuir y lanzar El Cid en América. Herreros coordinó después la producción, entre España y Latinoamérica de 55 días en Pekín y recuerda cuando organizó el estreno de la película en el Palafox de Madrid. "Tuve la suerte de que asistieran Rita Hayworth, John Wayne, Claudia Cardinale, Tony Curtis y los grandes del cine que esos días se encontraban en Madrid rodando El fabuloso mundo del circo".Para Herreros, que fue el último empleado que salió de las oficinas de la productora, la caída del Imperio Bronston se debió a una mala administración combinada con proyectos demasiado ambiciosos. "Para mi fue un gran romántico, un soñador del cine. Sabía vender hielo a los esquimales, convencía maravillosamente, pero tenía los pies demasiado en las nubes. Jamás tendría una palabra contra él, me impulsó, me enseñó mucho. Hay una entera generación de técnicos y profesionales que le debemos mucho y sobre todo nuestro salto internacional".
Para esta generación de profesionales del cine español, Bronston representa también una perdida edad de oro. "En la época de las superproducciones Bronston había unos medios que hoy sería imposible tener y el trabajar sin barreras nos enseñó mucho", explica Herreros.
De su vinculación a España -el festival de cine de Valladolid le rindió un homenaje en 1988- da idea su último e irrealizado proyecto, un filme biográfico sobre Isabel la Católica para el que contaba Con la actriz Glenda Jackson como protagonista. A José Luis Garci, cuando se encontró con él en 1983, el año en que ganó el Oscar a la mejor película extranjera, le propuso dirigirla, bajo el título de Isabel de España y con un guión de Fernando Sánchez Dragó. "Me interesó el proyecto porque era una garantía su forma de producir", explica Garci. "Me volvió a escribir al cabo de unos meses, pero después el contacto se perdió. Quería rodarla en España con actores americanos, incluida Glenda Jackson y pensaba contar para el equipo técnico con gente que había trabajado con él, como el ambientador Julián Mateos o el decorador Gil Parrondo".
Para el escenógrafó Enrique Alarcón, de 76 años, que trabajó como director artístico de Rey de Reyes, Bronston aportó el estilo hollywoodense de responsabilidad y honestidad en el trabajo. "Era un personaje de mucha categoría y muy agradable". Alarcón recordó ayer que para documentar su trabajo en Rey de Reyes realizó con el sacerdote Salvador Muñoz, experto en la vida de Jesús, un viaje por Jerusalén y los lugares sagrados para apuntar con todo detalle las calles y la vida cotidiana, desde los puestos de saltamontes fritos a los objetos domésticos.
Enrique Alarcón también intervino como constructor y decorador de los estudios Bronston tras la compra de los de Chamartín, con 30.000 metros cuadrados en las afueras de Madrid. Cuando quebró la empresa se subastaron en 1.500 lotes todos los materiales empleados en las grandes. producciones, con una valoración en 400 millones de pesetas.
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