Monos localizados por satélite
266 ejemplares en Brasil de uno de los primates más amenazados
Los sensores remotos están brindando una nueva esperanza para la supervivencia de uno de los primates más amenazados del mundo, el tamarín león dorado (Leontepithecus rosalia), un pequeño mono similar a una ardilla, de pelaje espeso, que se encuentra en los bosques atlánticos tropicales de Brasil.La investigadora brasileña Cecilia Kierulff utilizó las imágenes del satélite Landsat para localizar a 266 tamarines en áreas remotas, casi tantos como los censados. Es un descubrimiento muy valioso, ya que así se puede tener la capacidad de añadir genes silvestres a los grupos actualmente conocidos y protegidos. "Estos tamarines recientemente descubiertos representan sangre nueva y su preservación contribuirá a un incremento en la diversidad genética de la especie", señala. Esto podría ayudar a prevenir que la especie se extinga como resultado de la endogamia.
Quinientos años atrás, este animal sorprendentemente bello era frecuente en el bosque atlántico de tierras bajas que dominaba las áreas costeras cercanas a Río de Janeiro. Desde entonces, casi ha desaparecido por la deforestación y la cacería.
El primatólogo brasileño Aldemar Coimbra-Filho dio la primera voz de alerta en los años setenta. En 1971, el Fondo Mundial para la Naturaleza, WWF, comenzó a financiar investigaciones sobre esta especie. Esto marcó el inicio de una de las mayores campañas internacionales por salvar a un animal amenazado, que ahora involucra a 120 zoológicos en todo el mundo.
En 1974 el Gobierno brasileño finalmente respondió a la creciente presión y destinó sectores en las reservas federales para proteger al tamarín. Para entonces, la población ya había disminuido a niveles críticos.
En zoológicos
Se cree que unos 290 tamarines viven en la reserva mayor, la de Poço de Antas, actualmente. Otros 550 se encuentran en instituciones de investigación y zoológicos alrededor del mundo. El Instituto Smithsoniano de Washington coordina un programa de reproducción selectivo para la especie entre los zoológicos participantes, para así mantener la diversidad genética en la población cautiva. Esto ya ha permitido la reintroducción en el hábitat natural de 85 animales nacidos en cautiverio.Pero este éxito debería ser considerado cautelosamente. Dos grandes desafíos siguen amenazando la supervivencia a largo plazo de la especie. El primero, la escasez de hábitats naturales y su conservación, y el segundo, la preservación de la diversidad genética.
Cecilia Kierulff utilizó las imágenes del Landsat TM5 para identificar zonas de bosque fuera de la reserva que corresponden al hábitat del tamarín. Luego, buscó hasta descubrir las áreas realmente habitadas por los animales. Este arduo pero necesario trabajo incluyó más de 600 entrevistas a los habitantes locales, que exigió casi 18 meses, caminatas de muchos kilómetros, escalar montañas y viajes en bote.
Los tamarines fueron atraídos por grabaciones de las llamadas típicas que realizan dos grupos cuando se encuentran en los bordes de su territorio. Estos tímidos animales respondieron en sólo 15 minutos, pero tardaron casi una hora en atreverse a aproximarse.
La información disponible sugiere que los tamarines no viven más arriba de los 300 metros sobre el nivel del mar. Sin embargo, sospechando que la deforestación podría haber empujado a estos animales hacia mayores altitudes en busca de alimentos y refugio, Kierulff decidió extender su investigación hasta los 700 metros. Sus esfuerzos fueron recompensados, ya que encontró tamarines hasta los 550 metros sobre el nivel del mar.
En total, fueron localizados 266 tamarines, de los que 60 pertenecen a 12 grupos aislados que viven en bosques de 20 a 200 hectáreas. Dos grupos están seriamente amenazados debido a que viven en zonas boscosas rodeadas por áreas urbanas.
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