Israelíes y palestinos sólo consiguen ponerse de acuerdo en que deben seguir negociando
Hubo sonrisas y apretones de mano, pero sobre todo un derroche de ambigüedad. Al término de tres días de intensas negociaciones en El Cairo, palestinos e israelíes optaron ayer por ver el lado positivo de las cosas. Por ello, tanto el ministro de Exteriores israelí, Simón Peres, como el jefe de la delegación de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), Mahmud Abbás, recurrieron a palabras como "constructivo" y "esperanzador" para esquivar una descripción más o menos precisa del diálogo secreto del que, en última instancia, lo único concreto que produjo fue el acuerdo de extender las conversaciones.
La puesta en marcha de la autonomía limitada para Gaza y Jericó, inicialmente prevista para el pasado 13 de diciembre, ha sufrido un nuevo retraso.Peres y Abbás, los hombres que firmaron la histórica Declaración de principios en la Casa Blanca en septiembre pasado, probablemente volverán a verse en la capital egipcia la semana próxima. Y no hay nada que garantice que entonces puedan hacer un anuncio más específico. Esto es Oriente Próximo.
Israel y la OLP permanecen aferrados a conceptos opuestos en varias áreas grises del acuerdo de, Washington. Aunque no era esa la impresión que querían proyectar ayer Peres y Abbás.
Peres declaró que "las dos delegaciones han conseguido llegar a ideas comunes en torno a las principales cuestiones: Sobre los controles fronterizos, el tamaño de Jericó y cuestiones relacionadas con la franja de Gaza".
Abbás, que asentía con la cabeza, dijo a continuación: "Las negociaciones fueron constructivas. Hay ideas que todavía deben ser discutidas y continuaremos realizando consultas y negociando, y esperamos lograr un acuerdo". Hubo un fugaz atisbo de realismo: "Quedan todavía diferencias en torno a la cuestión de los controles fronterizos y otros temas que serán discutidos, espero que la semana próxima", agregó. Abbás se sumó así a la tesis israelí de que el encuentro de El Cairo, que claramente fue todo menos un éxito, por lo menos sirvió para delinear un "acuerdo de principios" que, sin embargo, hasta anoche carecía de un sólo rasgo definido.
En Túnez, el comité ejecutivo de la OLP fue menos diplomático. El borrador de acuerdo elaborado en El Cairo fue rechazado como "humillante". "La OLP no tolera humillaciones", fue la airada frase del dirigente Tayeb Abdel Rahim. Sin embargo, a su llegada ayer a El Calro, el presidente de la OLP, Yasir Arafat consideró "positivos" algunos de los puntos discutidos, según reveló el ministro egipcio de Exteriores, Amr Musa. Arafat hablará con el presidente de Egipto, Hosni Mubarak, del estado de las conversaciones.
'Agenda secreta'
Ello invitaba anoche a la conclusión de que israelíes y palestinos tienen ahora una agenda secreta y una idea más clara de los mecanismos de regateo político previo a la retirada ("repliegue", insiste Israel) de las tropas israelíes de la franja de Gaza y de Jericó. De hecho, Peres admitió indirectamente que volvía a Jerusalén con una copia exacta del borrador que Abbás deberá presentar en Túnez. "Espero que nuestros líderes sigan las sugerencias de nuestras delegaciones", le dijo al delegado jefe de la OLP.
Peres lo había manifestado hasta el cansancio antes de llegar a El Cairo: Israel no tiene prisa por lograr un acuerdo que no establezca firmes garantías para la seguridad de Israel. La discusión de la cuestión de los controles fronterizos, con el trasfondo de la insistencia palestina de ser dueños absolutos de los puestos entre el área de Jericó y Jordania y entre Gaza y Egipto, promete permanecer como el tema más espinoso.
La búsqueda de una fórmula aceptable para resolver la cuestión de la seguridad de los colonos de los asentamientos judíos en Gaza y Cisjordania durante el quinquenio previsto de autonomía limitada palestina tropieza, entretanto, con el mismo problema. Mientras Israel habla de "repliegue" militar, la OLP insiste en una "retirada total".
Si bien persisten esa y otras visiones opuestas, lo cierto es que israelíes y palestinos están dispuestos a seguir negociando. Poco antes de la conclusión de las conversaciones de El Cairo, Peres no quiso hacer pronósticos invocando su incapacidad "de hacer profecías". Pero esa era una frase que resonaba anoche a su retorno a Jerusalén y que bien podría demostrarle lo contrario. Peres había dicho que si los palestinos desean ver avances, "Arafat tendrá que bajarse del árbol al que se ha encaramado". Y eso es lo que, a juicio de muchos observadores, la OLP va a tratar de hacer lo más decorosamente posible.
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