La reforma del mercado laboral

En estos días estamos asistiendo a los intentos de negociación llevados a cabo por Gobierno, patronal y sindicatos en torno a la reforma del mercado del trabajo. Una de las cuestiones que se debaten en el seno de estas negociaciones es la moderación salarial, que, bien entendida, como yo la veo, puede ser necesaria y beneficiosa. Por tanto, siempre y cuando esta moderación salarial se base en que los salarios crezcan por debajo del IPC dentro de un periodo de tiempo mientras se recupera el pulso económico, será una buena medida. Otra forma de ver la moderación salarial la tienen los empresarios y el Gobierno, que es la de crear figuras de contratación que nos hagan volver a tiempos en este país de trabajo a cambio de un plato de garbanzos. Cuando se habla de políticas de renta en sentido restrictivo, como hablan los representantes de los empresarios, hay que tener muy en cuenta que éstos, guiados por su falta de olfato a largo plazo, se han olvidado de una serie de factores que paso a enumerar brevemente:1. Es verdad que hay países con costes salariales por unidad de producto significativamente más bajos que los españoles. Pero no es menos cierto que esos países se caracterizan por no ser capaces (ni ganas de intentarlo) de ofrecer a sus ciudadanos unas mínimas condiciones de vida, ya que están guiados por culturas y formas políticas a años luz de poder ser catalogadas como democráticas. (Quizás el GATT sea una quimera).

2. No conviene olvidar que mano de obra y capital son dos recursos productivos sustitutivos, es decir, que el empresario

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puede optar por diferentes combinaciones de ellos para obtener las mismas cantidades de productos en función de cual le sea más barato. Si se ofrece una mano de obra muy barata se puede llegar a la descapitalización de la empresa.

3. Que la gran mayoría de los costes salariales se transforman casi de inmediato en ingresos para las empresas. Un recorte de salarios es un recorte de ventas.

4. La culpa de la inflación se le ha echado tradicionalmente a los salarios. Hoy día vemos que eso no es así.

5. Para cualquier empresario sin imaginación, lo más fácil siempre sera echar la culpa a los salarios de la falta de competitividad de su empresa, porque para buscar otras soluciones hace falta pensar y estar un poco mejor preparado.-