Un ecosistema en peligro

La confluencia del Guadiana, no permanente y de aguas dulces, con el Cigüela, salobre y de carácter estacional, ha creado en las Tablas un ecosistema en otros momentos privilegiado para que aves acuáticas nidifiquen y pasen la invernada.En estos meses fríos, mediante dos kilómetros de pasarelas tipo palafito y varios observatorios de hormigón, el visitante puede contemplar -cada vez más escasamente, por la desecación- patos colorados, patos cuchara, ánades silbones, garzas reales, martines pescadores, cigüeñas, ánades reales, somormujos, porrones moñudos, zampullines o cormoranes; hay además rapaces como el aguilucho lagunero y el pálido, milanos, halcones peregrinos, águilas culebreras; también, aves esteparias como la ganga, que usa las Tablas como bebedero.

En cuanto a la fauna sumergida, carpas y barbos son los más característicos; escasea el antaño abundante cangrejo de río; hay incluso lucios. En reptilés, el lagarto ocelado. Y anfibios como ranas y sapos. Los mamíferos no son fáciles de ver, pero existen: nutrias, jabalíes, zorros, conejos, liebres, lirones. En flora, el gran alfombrado de las Tablas presenta incluso un árbol representativo, que hasta forma bosquecillos, el taray, hecho a aguantar lo mismo sequías que inundaciones. Entre las plantas, carrizo, masiega, bayuncos, juncos, enea, ranúnculos.