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Reportaje:

El desconcierto de Aranjuez

La capital ribereña soporta un 27% de paro, la tasa más alta de la región

La situación industrial de Aranjuez no constituye una sorpresa. Los datos manejados por los sindicatos desde hace más de un año apuntaban a la pérdida de cerca de 1.000 empleos en 1993, y tristemente se han confirmado ante un municipio que ve incrédulo y desconcertado cómo el paro aumenta sin cesar. Todas las grandes empresas, que han sido el soporte histórico de la economía local, están en crisis con expedientes de regulación de plantilla, caso de Inisel o Agfa, o incluso con la amenaza de cierre total, como Fyse o Frehauf.

La oficina del Instituto Nacional de Empleo (Inem) se llena a rebosar todos los días. Sólo en el mes de octubre se perdieron 256 puestos de trabajo, más que en todo 1991. El número total de parados se sitúa en 2.318, de los que 1.200 han llegado a esa situación en el último año. Sobre una población activa de 12.000 personas, eso significa un 27% de tasa de paro, la más alta de la Comunidad de Madrid.

Los sindicatos insisten en que aún no ha arreciado el mal tiempo. Desalentador e increíble. Pero los ribereños, a pesar de las movilizaciones de hace unas semanas, siguen sin creer que algo así pueda estar sucediendo, y son muchos los que opinan que la mayoría de la población sigue sin reaccionar del modo adecuado ante esta catástrofe.

Abusos

En este ambiente de tensión, los abusos empiezan a estar a la orden del día. Manolo Díaz, trabajador de la empresa de capital francés Frehauf durante seis años, lleva cinco meses en el paro. En este tiempo no sólo él sino la mitad de la plantilla de su antigua empresa han tenido problemas para cobrar las indemnizaciones prometidas y han podido comprobar lo que es casi una misión imposible: encontrar un empleo en condiciones aceptables. Hace siete días logró un trabajo de camarero, pero en una semana le cambiaron las condiciones: pasó de trabajar 48 horas semanales a 60, y de correturnos a turno de noche, sin que hubiera incremento alguno en el sueldo.Su empresa, Frehauf, es una de las que peor se encuentra, con amenaza de cierre y una plantilla diezmada. Frehauf ha recibido 150 millones de pesetas del Saecri (Servicio de Ayuda a Empresas en Crisis), un organismo creado hace dos meses por la Comunidad de Madrid para avalar a industrias en situación crítica pero con esperanza de viabilidad; al igual que Fyse, perteneciente al grupo Ercoss, que desde hace un año navega a la deriva sin dirección ni dinero, y que se mantiene mediante verdaderos equilibrios circenses.

La crisis en Fyse no sólo ha afectado a los 250 trabajadores actuales, sino a los cerca de 200 pasivos, que llevan tiempo sin cobrar sus jubilaciones. Ignacio, al igual que sus compañeros, ha decidido iniciar una serie de presiones para cobrar lo que se les adeuda. Pero los directivos argumentan que no se puede hacer frente a esos pagos en la actualidad, y que deben dedicar el escaso dinero disponible a mantener la empresa abierta, a adquirir materias primas y a pagar como pueden a los trabajadores.

Y si difícil se ve la situación para jubilados y parados, no lo parece menos para los trabajadores, que han gozado de una total seguridad y ahora se ven envueltos en una guerra de nervios, sin saber si serán o no ellos los afectados por las regulaciones de plantilla. "Es una situación muy desagradable", dice María Luisa Ruiz. Ella trabaja en Inisel, una empresa estatal que ha anunciado el despido de 188 trabajadores para este mes. Desde hace dos años se han presentado tres expedientes de regulación que han provocado una gran incertidumbre en el centro.

Por qué aquí

A estas alturas, la pregunta que muchos se hacen es por qué en Aranjuez es más grave la crisis que en otros municipios. Evidentemente, en esta ciudad se han dado, además de la crisis general, una serie de factores específicos que han agudizado el problema.El tejido industrial de Aranjuez ha estado centrado en grandes factorías, multinacionales que ahora prefieren países con mano de obra más barata. La pequeña y mediana empresa ha tenido poca fuerza y el crecimiento demográfico, a diferencia de otros pueblos, ha sido mínimo. El asentamiento para la industria en Aranjuez ha encontrado graves impedimentos, desde los incentivos dados al otro lado de la frontera regional con Castilla-La Mancha (una linde de casi 100 kilómetros de longitud) hasta la gran protección al medio ambiente en la zona, pasando por la ineficaz labor de los responsables políticos, que llevan más de cuatro años de retraso para aprobar el nuevo plan de ordenación urbana, que permitiría sacar suelo industrial al mercado. La Comunidad tampoco ha promovido mucho la industrialización de esta comarca, y ha destinado sus millonarias inversiones al embellecimiento de la ciudad, mientras potenciaba económicamente otras zonas del sur.

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