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Manglano, a favor de que una comisión del Congreso vigile la actividad del Cesid

Miguel González

Emilio Alonso Manglano, director del servicio secreto Cesid, fue ayer, durante cinco horas, anfitrión de una delegación del Congreso. Por vez primera, un grupo de 10 diputados traspasó el umbral de la sede del centro de inteligencia, en el kilómetro 8,800 de la carretera de La Coruña, en Madrid. Manglano aseguró a sus huéspedes que no tiene ningún inconveniente en que el Parlamento controle las actividades de los espías.

Aunque evitó definirse claramente, el jefe del Centro Superior de Información para la Defensa (Cesid) sugirió la creación de una comisión especial que, garantizando la confidencialidad, controle al servicio secreto, como ocurre en parlamentos de otros países. Las actividades del servicio, argumentó, desbordan el ámbito de la comisión de Defensa del Congreso, a la que pertenecían los visitantes.De hecho, los diputados no vieron ni un sólo uniforme en las instalaciones de la central de inteligencia. Todo lo contrario. Manglano recibió a los ilustres invitados flanqueado por ocho directivos y miembros de su gabinete, cinco hombres y tres mujeres, todos elegantemente vestidos y menores de 40 años. "Parecían altos ejecutivos de una empresa más que responsables de un servicio secreto", confesó un parlamentario.

La coincidencia de la visita, programada de antemano, con el descubrimiento de una red de escuchas ilegales en Barcelona, en la que están implicados exmiembros del Cesid, la rodeó de una expectación inusitada. Sólo faltó el portavoz de Izquierda Unida, Antonio Romero, posiblemente el invitado más polémico, al que la enfermedad de un familiar obligó a adelantar su regreso a Málaga.

A preguntas de los parlamentarios, Manglano negó cualquier implicación del centro en la trama mafiosa y se mostró contrariado por las continuas imputaciones desde los medios de comunicación, aunque admitió implícitamente la responsabilidad de alguno de sus agentes, al señalar que "cuando entra en juego el factor humano, el control al ciento por ciento es imposible".

La única situación incómoda de la visita, que se desarrolló en un ambiente cordial y relajado, se produjo cuando el representante del PNV, Iñaki Anasagasti, preguntó por los GAL, el grupo terrorista anti-ETA que actuó en los años ochenta. Manglano aseguró que el Cesid no tuvo nada que ver con la guerra sucia ni disponía de información especial sobre los GAL, aunque se mostró convencido de que no resurgirá, ni con ésas ni con otras siglas.Célula de crisis

La curiosidad de los diputados alargó hasta dos horas la charla con Manglano, prevista para 15 minutos, y redujo al mínimo la visita a la sede del servicio secreto, un complejo de cuatro edificios en el que se han invertido más de 3.000 millones de pesetas. La delegación sólo tuvo tiempo de conocer la célula de crisis sobre la antigua Yugoslavia, donde se le explicó la situación actual de la guerra.

El responsable de la célula aseguró que los agentes del Cesid realizaron un intenso trabajo de campo antes del envío de las tropas españolas a Bosnia, hace ahora un ano, para asegurarse de que los soldados españoles serían bien acogidos por las partes en conflicto.La estancia de la delegación acabó con un almuerzo, al que asistieron los jefes de las cuatro divisiones del centro (Inteligencia Exterior, Inteligencia Interior, Contraespionaje y Economía y Tecnología) y varios responsables dé área.

La mayoría de los parlamentarios salieron de la sede del Cesid favorablemente impresionados. "Ver aquello ayuda a desmitificarlo. Uno se da cuenta de que no es una casa de ogros", comentó un miembro de la oposición. Un compañero de escaño era más escéptico: "Ha habido mucha cortesía y muy poca información. Es muy difícil hacerse una idea clara en tan poco tiempo".

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Sobre la firma

Miguel González
Responsable de la información sobre diplomacia y política de defensa, Casa del Rey y Vox en EL PAÍS. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) en 1982. Trabajó también en El Noticiero Universal, La Vanguardia y El Periódico de Cataluña. Experto en aprender.

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