El Inserso tendrá plazas para enfermos cronicos, en residencias

Los ancianos, aquejados de una enfermedad crónica e ingresados en un hospital pero que no requieran de una atención médica hospitalaria especial, dispondrán de un número de plazas, que se concretará en cada caso, en residencias del Inserso y de una red de cuidados alternativos al internamiento, según un convenio de atención sociosanitaria de las personas de la Tercera Edad, firmado ayer por la ministra de Asuntos Sociales, Cristina Alberdi, y la de Sanidad, Ángeles Amador.Este convenio, que de momento se concretará en una experiencia piloto de un año en Madrid (en las áreas de Manoteras y Alcorcón), Valladolid y Murcia, es el primero de los previstos en un acuerdo global de colaboración firmado, ayer, entre ambos ministerios para coordinar la asistencia sociosanitaria a minusválidos, enfermos crónicos y solicitantes de asilo, así como para promocionar la salud entre mujeres y jóvenes, con el desarrollo de diferentes programas conjuntos. Con ello se pretende "conseguir una atención sanitaria y social más eficaz, racionalizando los recursos de los que dispone el Inserso y el Insalud", según explicó la ministra de Asuntos Sociales Cristina Alberdi.

El convenio de atención a la Tercera Edad pretende "prestar la atención con los métodos más adecuados, evitando duplicidades", afirmó Ángeles Amador. A través de la estancia no definitiva en residencias y hogares y la atención domiciliaria, se quiere evitar la "institucionalización innecesaria de las personas ancianas dependientes, intentando que el mayor no se separe de su entorno", explico Alberdi.

Los enfermos crónicos dispondrán de camas en las residencias para estancias temporales y en cada hospital un equipo de cuidados geriátricos valorará la atención más adecuada, pasando a hospitales de día o a programas de atención primaria y a domicilio. Entre el 9% y el 15% de las camas de agudos están ocupadas por pacientes que requieren cuidados extrahospitalarios y más del 40% de las estancias son de mayores de 65 años, según la última Encuesta de Morbilidad Hospitalaria.