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Bossi reafirma la línea dura de la Liga en Italia a pesar del fracaso electoral

"Mejor solos que mal acompañados" reiteró ayer ante el congreso de la Liga un vibrante Umberto Bossi, que, impasible ante el último fracaso electoral y las críticas contra su estrategia, insiste en la línea dura. Pide una Italia dividida en tres repúblicas, Padania, Etruria y la República del Sur, asociadas en un Estado confederado casi sin competencias, y amenaza con la retirada del Parlamento, como medio para reclamar unas elecciones inmediatas.

"Viva Lombardía libre", gritó Bossi al concluir su intervención en un congreso en el que se registraron los tópicos y contradicciones habituales de estas celebraciones liguistas. Los delegados compraron duroni, un dulce de forma provocativa asociada al eslogan "La Liga la tiene dura", que es uno de los más populares del movimiento. Se vendían con vistas a recaudar -y devolver- los 200 millones de liras que el grupo Ferruzzi entregó a Alessandro Patelli, el cajero de la Liga detenido el miércoles. "Fue un regalo espontáneo", dijo ayer Bossi para distinguir este tipo de donación de las conseguidas por "todos los demás partidos políticos".Pero el grueso de la intervención de Bossi estuvo dedicado al federalismo, según lo ha desarrollado en 10 puntos programáticos Gianfranco Miglio, el politólogo de la Liga. Cada república tendrá un gobernador, elegido por sufragio universal, explicó Bossi, y una Dieta o Parlamento. La reunión de las tres dietas formará la Asamblea de la Unión, del mismo modo que los tres gobernadores integrarán el "directorio" regido por un primer ministro, que también surgirá por elección directa. Los impuestos y, en general, los recursos se gestionarán y acumularán en el nivel municipal, regional o de república en que fueron generados y recaudados, sin otra concesión a la solidaridad estatal que una pequeña cuota para gastos comunes.

Diseño confederal

Un diseño, pues, más confederal que federalista y poco adecuado para encontrar interlocutores en otras fuerzas. Pero Bossi no renuncia tampoco a romper el aislamiento que ha provocado su último fracaso electoral. Las alianzas de la Liga, anunció, tendrán el objetivo preciso de vencer tanto al Partido Democrático de la Izquierda (PDS) como al Movimiento Social Italiano (MSI), dos fuerzas con las que dijo ayer que no quiere saber nada, ya que "para que triunfe el federalismo, hay que impedir el triunfo del socialcomunismo y del socialfascismo".Bossi cierra así el paso a una eventual colaboración con el MSI, que precisamente ayer lanzó la Alianza Nacional como fórmula para una federación de partidos "de centro-derecha" que debería concurrir ya en la próximas elecciones. Con ese motivo, su líder, Gianfranco Fini, reiteró que el fascismo ha sido enterrado definitivamente por la historia, tras rendir homenaje a los 300 italianos asesinados por los nazis en las Fosas Ardeatinas, cerca de Roma.

Los líderes de la Liga han hablado, en cambio, de aproximación al ex democristiano Mario Segni e incluso, ayer mismo, al empresario Silvio Berlusconi, que en los últimos días ha tomado distancias con respecto a Fini y elogiado el programa de la Liga. El libre mercado, el respeto por el individuo y los valores de la civilización cristiana fueron los contenidos doctrinales citados por Bossi como base de "la casa común".

Bossi se mostró también radical al reiterar la propuesta de retirada de sus 80 parlamentarios, que hoy deberá ser votada por el congreso de la Liga Norte. Bossi explicó que la medida no tiene un objetivo separatista, sino que pretende presionar a favor de elecciones generales anticipadas.

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