El exilio y la reconciliación

A. V. G."Es importante que la Alhambra acoja a quienes reciben las llaves de una ciudad que representó el exilio y la salida. Espero que esta llave represente el encuentro y la reconciliación". Con este deseo, el director general de la Unesco, Federico Mayor Zaragoza, resaltó el simbolismo de la presencia del ministro de Exteriores israelí, Simón Peres, y del jefe de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), Yasir Arafat, en el patio de los Arrayanes de la Alhambra para recibir las llaves de Granada, cinco siglos después de la expulsión de árabes y judíos de España.

En una mañana diáfana y muy fría, los invitados aguardaron el fin de la entrevista privada entre Peres y Arafat en uno de los pasillos formados por el muro y los macizos de mirtos que bordean el estanque de los Arrayanes.

Hacia las 11.15, el presidente de la OLP y el ministro de Exteriores israelí llegaron al palacio Real de la Alhambra y desde allí a la fachada norte de los Arrayanes, junto a la entrada del salón de Embajadores, donde los reyes nazaríes recibían a las visitas y donde, según ciertos testimonios, tenían el trono.

"¿Qué podemos abrir con esta llave? Con ella podemos abrir la paz de Oriente Próximo, la paz en la patria de la paz, en la tierra sagrada. Esta es una promesa para continuar los esfuerzos por la paz. Digo esto en un lugar histórico que va a ser testigo de mis palabras" dijo Yasir Arafat. Peres tampoco se sustrajo al significado del lugar: "Granada tuvo una edad de oro en la que las tres culturas cooperaron como hermanos. Espero que este encuentro en un sitio histórico tenga éxito".

Las inscripciones esculpidas en los muros del patio de los Arrayanes adquirieron ayer un sentido nuevo y al mismo tiempo real: "La felicidad y la prosperidad son gracias del sustentador de la criaturas".