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Arafat: "El 13 de diciembre es una fecha sagrada"

El jefe de la OLP advierte que un retraso en el comienzo de la retirada israelí lesionaría el proceso de paz

Yasir Arafat, el líder de la Organización para la Liberación de Palestina, insistió ayer en Bonn en que la fecha del 13 de diciembre fijada para la retirada israelí de la franja de Gaza y de la zona en tomo a Jericó "es sagrada" y que cualquier aplazamiento "se reflejará negativamente en la credibilídad del proceso de paz" puesto en marcha el 13 de septiembre en Washington con su histórico apretón de manos con el primer ministro israelí, Isaac Rabin. Entretanto, ventanas rotas, calles vacías y coches con matrículas árabes con sus parabrisas destrozados constituían ayer la huella de lo que ocurrió en el pueblo cisjordano de Hebrón al día siguiente del asesinato de dos israelíes por extremistas palestinos. La rabia judía y la ilusión de paz entre israelíes y palestinos eran eso, testimonio de furia y de una ilusión distante. Y mientras se enterraba a las víctimas de esa utopía pacifista, se sepultaba también el apoyo popular israelí al plan de paz entre Israel y la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) de Yasir Arafat.

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Arafat, de 64 años, llegó ayer a Bonn en su primera visita oficial a Alemania y se entrevistó con el jefe del Gobierno, Helmut Kohl, y el ministro de Exteriores, Klaus Kinkel. El líder palestino tiene previsto reunirse hoy con el líder de la oposición socialdemócrata, Rudolf Scharping, y con los embajadores de los paises árabes: Durante su estancia en Bonn Arafat quiere normalizar las relaciones de la OLP con Alemania, uno de los escasos países que aún no lo han hecho. El recuerdo de la matanza de los J . uegos Olímpicos de Múnich, en 1972, junto a la indudable piesión israelí, lo ha impedido hasta el momento.Fuentes palestinas en Bonn indicaron ayer que, pese a que Alemania ha practicado en el pasado una política abiertamente proisraelí, las circunstancias actuales cambiaban completamente el escenario, sugiriendo que ha llegado el momento de que Bonn trabaje conjuntamente con las dos partes para sacar adelante el proceso de paz.

El líder palestino, rodeado de férreas medidas de seguridad e instalado en el castillo de Petersberg, en lo alto de una colina en las afueras de Bonn, intenta también que Alemania aumente su contribución al desarrollo económico de los territorios ocupados. Pero el Gobierno de Bonn, con, las arcas vacías, se cuidó de anticiparse indicando que ya participa con más de una cuarta parte del total de los fondos de la Unión Europea (UE), 250 millones de marcos (más de 20.000 millones de pesetas) además de una reciente ayuda de 28,5 millones este año y otros 20 millones en 1994. Kinkel, sin embargo, tras almorzar con Arafat, aseguró que su Gobierno hará todo lo posible para ayudar en el proceso de paz, por medio de "medidas económicas y políticas".

Tensión en Hebrón

Entretanto, bastaba ver las desiertas calles de Hebrón para darse cuenta de que el proyecto de paz atraviesa por graves problemas. En la tierra de los milagros hay poca fe. Un ejemplo entre muchos: una heladería había sido destrozada a balazos porque pertence a palestinos. Su dueño no apareció. El 13 de diciembre, la fecha acordada para dar el primer paso concreto hacia la paz, no parece tener sentido en este pueblo de la CisJordania ocupada, ni para palestinos ni para israelíes. "Algo tiene que cambiar", decía filosóficamente un joven colono judío armado del asentamiento de Kiryat Arba, fusil en ristre. "Algo tiene que acabar con esta locura..."Colonos y soldados israelíes dispararon ayer en Hebrón contra palestinos que lanzaron piedras contra el cortejo fúnebre en el entierro de Mordechai Lapid, asesinado el lunes por pistoleros árabes.

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Desde el punto de vista palestino, las cosas tendrían que cambiar el 13 de diciembre, cuando las tropas israelíes deben comenzar a retirarse de Gaza y Jericó. Los israelíes tienen una visión diferente. Para ellos la fecha no importa. Lo esencial es dar vida al apretón de manos entre Arafat y Rabin en Washington, aunque ello implique un retraso de una semana o dos.

Israelíes y palestinos no sabían anoche cómo justificar un retraso. Peor aún: parecían buscar pretextos. Los israelíes empujaban vehementemente las cuestiones de la seguridad para los colonos de Gaza y Jericó.

Los palestinos, pese a lo que su líder decía en Bonn, cuestionaban la falta de definiciones concretas como la extensión territorial de Jericó, los controles fronterizos entre Gaza y Egipto y el régimen que, en teoría, debe dictar la relación entre Jordania y Jericó.

El secretario de Estado norteamericano, Warren Christopher, mantuvo ayer su patético papel de invitado de piedra. A Washington le encantaría demostrar su eficacia. Oriente Próximo ofrece ventajas en comparación con el desastre de Bosnia, el embarazoso embrollo de Somalia y la ineptitud en Haití.

Si los colonos judíos se sienten traicionados por el Gobierno de lsaac Rabin, los palestinos otrora leales al líder Yasir Arafat se cuestionan si el apretón de manos en Washington valió realmente la pena.

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