Extremistas palestinos matan a dos colonos y hieren a otros tres en Hebrón

Extremistas palestinos ametrallaron un coche de colonos judíos que se encontraba parado al borde de la carretera en la ciudad cisjordana de Hebrón, matando a dos pasajeros, entre ellos un niño. Escuetos informes policiales dijeron que por lo menos otras tres personas resultaron gravemente heridos. El ataque, que se produce tras la muerte de un taxista palestino que cayó abatido a tiros durante una furiosa protesta de los colonos el sábado, parecía anoche inevitablemente abocado a desencadenar nuevas y violentas represalias.

El Ejército envió refuerzos a Hebrón, escenario de feroces combates callejeros entre colonos armados y manifestantes palestinos durante gran parte de la semana pasada. Unos 34 palestinos y 18 israelíes han muerto violentamente desde la firma del proyecto de paz entre Israel y la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) el pasado 13 de septiembre.Unas horas antes, tropas israelíes abatieron a tiros en Ramalá a un militante de Hamás, el movimiento islámico que ha jurado torpedear este proyecto de paz y que ayer se atribuyó el atentado de Hebrón. En la franja de Gaza, entretanto, la policía detenía a Ahmad Areif, un activista de la OLP, en el miserable campo de refugiados de Shatti. Centenares de manifestantes palestinos exigieron en la calle su liberación inmediata.

Con este trasfondo de violencia y desaliento en los territorios ocupados, el secretario de Estado norteamericano, Warren Christopher, sostuvo ayer conversaciones con los líderes de Siria, Jordania y la OLP, incluyendo a su presidente Yasir Arafat, en un simbólico, pero débil esfuerzo por dar ímpetu al proceso de paz. En Ammán, anoche, Christopher no estaba en condiciones de jactarse de un sólo progreso diplomático. El secretario de Estado sólo pudo describir sus contactos con el ministro de Exteriores sirio, Faruk Shaara, y con el presidente, Hafez al Assad, como "conversaciones largas y bastante intensas".

Siria y Jordania quieren que Estados Unidos presione a Israel para que cumpla con lo estipulado en la conferencia de paz de Madrid hace dos años: la búsqueda de la paz en el marco de las resoluciones 242 y 338 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (base de la fórmula "territorios a cambio de paz"). La OLP, que ha sido agudamente criticada por el acuerdo separado sellado el 13 de diciembre en la Casa Blanca, desea más bien una urgente intervención directa de Estados Unidos para que los israelíes cumplan con el calendario de retirada de sus tropas de Gaza y Jericó a partir del próximo lunes. Arafat reiteró ayer en Ammán, tras su entrevista con Christopher, la importancia de esta fecha.

Pero Israel no quiere que Christopher tome ninguna carta en el asunto. El propio funcionario ha desestimado la posibilidad de llevarle la contra. Queda por saber, entonces, qué viene a hacer Christopher en la región. Aparte de manifestar la ansiedad del Gobierno de Bill Clinton ante el turbulento curso que va cobrando su proyecto diplomático en Oriente Próximo, nada. Esa era ayer la impresión común de israelíes, sirios,jordanos, libaneses y, menos categóricamente, de los palestinos.

De hecho, la llegada de Christopher a la zona ni siquiera ha encendido esperanzas de un apaciguamiento entre israelíes y palestinos. Todo lo contrario.