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Excesivo crecimiento

El ritmo de crecimiento de la deuda pública en circulación en los últimos años plantea problemas a la hora de hacer previsiones tanto sobre el grado de sanidad de la recuperación que parece ahora iniciarse como de los gastos f`inancieros en que se incurre. El gasto público, dice Alberto Recarte, "puede no haber sido demasiado malo en 1993 porque ha compensado en parte la caída del consumo y la inversión. Puede ser bueno a corto plazo, pero pasará factura en 1995 o 1966. El peso de la deuda pública es tan fuerte que impide que haya un proceso importante de inversión pública en los próximos años".Para Recarte el problema es que, a medio plazo, puede modificarse al alza la tendencia de los tipos de interés por el peso de la deuda. "En tres años se va a pasar de que la deuda pública representara el 45% del producto interior bruto a que en 1994 termine representando el 65% del PIB. Ello representa que el volumen de deuda pública en circulación puede situarse en el entorno de los 30 billones de pesetas". "Y con un pasivo de esta magnitud", dice, "un punto de subida de los tipos puede representar una cifra comprendida entre los 300.000 y 400.000 millones de pesetas, más de lo que se va a ahorrar el Estado con la reforma del desempleo".

La receta de salida de este problema consiste, en su opinión, en "frenar el problema del gasto público congelando de verdad el gasto anual casi todo en transferencias y optando por qué tipo de inversiones se mantienen y cuáles no, y elaborando un programa de privatlzaciones de todo lo que se pueda, no para solucionar problemas del último momento, sino de los estructurales".

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