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Cronenberg: "El amor confunde los sexos"

El director cuenta en 'M. Butteffly' una historia de ambigüedad y espionaje

Todas sus películas, entre ellas Inseparables o La mosca, las realizó en Canadá. Sin embargo, para la última, M. Butterfly, David Cronenberg decidió salir. "Está rodada entre Pekín, Budapest, que hace de Paris, y Toronto", dice. El filme se basa en un hecho real: el juicio por espionaje del diplomático francés Bernard Boursicot y su amante chino, que había sido diva de la ópera de Pekín. El diplomático, embelesado por el misterio de la mujer oriental, creyó que el hombre con quien durante 20 años mantuvo una relación era una mujer. M. Butterfly, dice Cronenberg, cuenta cómo el amor mezcla la realidad y confunde los sexos, "y trata de la imposibilidad de un ser humano de conocer a otro".

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Lo que más le atrajo de la historia fue "la capacidad de la gente de crear su propia realidad", dice. "Evitamos esa idea tan triste de la imposibilidad de conocer a otro ser humano inventando realidades tan auténticas como la verdadera. Uno puede vivir en lo que otros consideran una mentira, que no lo es para la persona que la crea. En el caso de Gallimard [Jeremy Irons], él la vivió 20 años... ¡Mucho más que tantos matrimonios reales! Es una paradoja; creo que las clasificaciones y divisiones que realizamos en la vida no son ciertas. La ficción y la realidad, el sexo hombre-mujer, el espíritu y la carne no tienen fronteras, sino que se confunden... Pero estoy convencido de que uno puede elegir la realidad en la que desea vivir e involucrar al resto de las personas en ella".Interpretada en los principales papeles. por Irons y John Lone (El último emperador, Los modernos...), M. Butterfly es la versión cinematográfica de la obra teatral de David Henry Hwang ganadora de un premio Tony. Irons y David Cronenberg repiten después de haber trabajado juntos en Inseparables. "Irons es un gran actor, pero muy diferente a mí, comenzando porque él es muy británico y yo muy canadiense y nuestra formación es muy diversa. Pero tenemos afinidades literarias, así como una forma parecida de entender el cine". Pero el papel más complejo "es el de John Lone", añade, "porque interpreta a un hombre que finge ser mujer. Y para ello tuvo que buscar la parte femenina que todo hombre lleva dentro".

Con M. Butterfly Cronenberg vuelve a otro de sus temas: la importancia del sexo en nuestras vidas. "La visión que doy es extrema. En términos sexuales, el uno se proyecta en el otro o en sí mismo. Así es como yo desearía que fuera el sexo, cuya importancia es insospechada. Es fascinante; cuanto más profundizo, más atrapado estoy. Si uno tiene diferentes amantes, con cada una nos comportamos de forma diferente. En cada ocasión hay algo que emerge del mundo interior propio, de la cultura, del humor, del pasado. Además, en el campo del sexo y del amor, la tendencia a mezclar realidad y ficción es más fácil". Por ello, en M. Butterfly, explica Cronenberg, no sólo inventó su propia versión de China, "sino la del erotismo oriental; si algo diferencia la concepción del amor de un país a otro, es su literatura romántica y sus tradiciones".

La mortalidad

En cierto sentido, el terror biológico que caracteriza la filmografía de David Cronenberg sigue estando presente en M. Butterfly, según dice. "La cuestión de la mortalidad me viene a la mente constantemente. La dramatización de la muerte es algo muy físico. Mucha gente considera lo que hago horroroso, pero yo no encuentro nada de eso abominable. No sé por qué debemos horrorizarnos de nuestro cuerpo. Sólo nos ceñimos a estética exterior, pero no nos conocemos por dentro. Me fascina saber que en cada una de las partículas de nuestro cuerpo hay vida latiendo. Para mí, ir dentro del cuerpo es entrar en la paradoja espíritu-cuerpo. M. Butterfly es precisamente una caricatura de eso: la obsesión con la apariencia, con el exterior del cuerpo".

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